domingo, 23 de septiembre de 2007

LEY DIVINA, LEY HUMANA O ¿ LEY SIN DIOS?.

Es indudable que los acontecimientos de orden moral, político-militar y jurídico-social acaecidos durante el último mes en nuestra patria,han generado una dinámica de agitación estructural por cuanto a titulo personal o apoyándose en las instituciones, los individuos –que se sirven a sí mismos en ellas ,acomodándolas a sus pretensiones- "han fallado en derecho", "han legislado", "han interpretado la ley","han invocado la justicia","han despenalizado", "han penalizado",instrumentalizando todas las ramas del Derecho, direccionando laopinión pública, fragmentado cada vez más la sociedad e incluso laIglesia, lastimando el cuerpo de Cristo (1 Cor 11,27),como si Él mismo estuviese dividido (1 Cor 1,13).
Así, en una sociedad en la que se "administra" justicia , las penas ,el pecado y la culpa, se hace urgente establecer una jerarquía que fundamente su actividad y que de consistencia a cualquier otra jerarquía; y en este sentido la Sagrada Escritura nos ofrece unavisión respecto a la jerarquía (del griego Ierós= sagrado, Argé=principio) que en perspectiva cristiana debe ordenar la comprensión y el ejercicio de la justicia.
Del conjunto total de la Escritura se deriva que "no puede haber verdadera justicia sin derecho, ni verdadero derecho sin ley ,ni verdadera ley sin Dios, ni verdadero Dios sin revelación, ni verdadera revelación sin Cristo".
Jesús Nuestro Señor, sitúa la ley Divina como exigencia del Reino; por tanto, no ha de ser abolida sino cumplida hasta la ultima i (Mt 5,17), si bien, la ley y los profetas llegan hasta Juan Bautista (Lc16,16), no obstante, el cumplimiento de la ley que Jesús aporta a latierra es la reordenación de los diversos preceptos. Esta es muy diferente de la jerarquía de valores establecida por los escribas que descuidan lo principal (Justicia, misericordia y buena fe), para salvar lo accesorio (Mt 23,16-26).
En tanto la ley Divina orienta a la persona humana, bien como ley natural (Rom 2,14ss), para todos los seres humanos que vivieron o viven al margen de la ley –tal es el caso del hombre que desde sus orígenes se ve enfrentado con un precepto positivo que le expresa la voluntad de Dios (Gen 2 ,16ss)- mediante la voz de la conciencia, no entendida como el conocimiento intimo que uno tiene de si mismo, ni del sentimiento que experimenta de ciertos valores (tener conciencia de..), sino de la facultad perceptivo-intuitiva por la que el ser humano juzga un acto puesto o por poner. Pero el juicio de laconciencia en tanto valoración de verdad deriva solamente de laproximidad de la creatura-criatura con Dios; así, ningún legisladorque se precie de su proximidad con Dios podrá declarar o fallar mediante sentencia que la muerte del más o menos inocente es justa(por eutanasia, distanasia, aborto, juicio sumario, ley de fuga…); portanto la" objeción de conciencia ", si brota de una legítima proximidad con Dios se hace justa porque dimana de la ley de Dios,aunque en apariencia subvierta una legislación –que al no atender por la proximidad con Él a un juicio de conciencia veraz- corrompida, que pretendiendo salvaguardar derechos destroza lo humano.
De la misma forma, ningún legislador, aunque ampare sus decisiones en tribunales, podrá actuar legítimamente si viola la conciencia del juzgado que arrepentido de sus faltas de pensamiento, palabra y omisión busca misericordia y no reprensión. No se trata pues de que el legislador y los tribunos parezcan obrar de parte de Cristo y de laIglesia, se trata de que el legislador y los tribunos por suproximidad legitima con Cristo hagan de sus valoraciones "verdad" a la manera de Gálatas 6, 1-2 "Hermanos, aun cuando alguno incurra en una falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate de tí mismo, pues tú también puedes ser tentado. Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo".
Nos urge comprender que el hecho de ser Católicos implica que como Iglesia ejercemos nuestra actividad humana en un mundo e historia concretos, y que sin embargo no podemos contemporizar con un orden a espaldas de la ley Divina, que en síntesis no es diferente a la que verdaderamente corresponde la ley humana, por cuanto desde los orígenes en la conciencia próxima a Dios resuena el dictamen de lo legal, lo bueno y lo justo.
Técnicamente, desde la teología católica es impropio hablar de ley humana y ley Divina, lo correcto si queremos hablar de alguna distinción, seria "Ley Divina" y "Ley sin Dios".
Resulta verdaderamente inquietante que un pueblo cristiano, dando la espalda a Dios, para calmar su conciencia acuda a dirimir sus problemas ante estrados de "Justicia" en que hermano acusa a hermano,hijo a padre, madre a hijo, fiel a sacerdote, sacerdote a superior…!Volvamos al Dios de la ley¡.
"CUANDO ALGUNO DE VOSOTROS TIENE UN PLEITO CON OTRO, ¿SE ATREVE ALLEVAR LA CAUSA ANTE LOS INJUSTOS Y NO ANTE LOS SANTOS?, ¿NO SABEISQUE LOS SANTOS AN DE JUZGAR EL MUNDO? Y SI VOSOTROS VAIS A JUZGAR ALMUNDO, ¿NO SOIS ACASO DIGNOS DE JUZGAR ESAS NADERIAS?" (1 Cor 6,1-2).

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