domingo, 23 de noviembre de 2008

DMG y Gobierno Nacional: Relaciones Peligrosas.

Para evitar suspicacias, y evidenciar que mi único interés es compartirles algunos secretos a voces configuradores de la verdad, que ya empiezan a circular en medios (videos, artículos, Web) no muy afectos al Gobierno Central, y también a algunos regionales, les confieso que no tengo nexo alguno con inversoras piramidales o cíclicas, para no incurrir en los vocablos “legal e ilegal” , porque en mi concepto, lo que hace que algo pueda ser calificado así, no es precisamente su ajuste a las “normas del derecho ” sino al criterio Supremo de justicia.

Inversoras piramidales o cíclicas, “fidelización de marcas o bancos”, “socialización de la riqueza piramidal a los pobres, o bancarización de los pobres en ciclos” son la misma y única cosa. He llegado a la conclusión que cuando las sociedades son más decadentes, con su estrépito estertor producto de su demencia pretenden el control de la raza humana y el coloniaje de su cuerpo, de su mente, de sus pensamientos mediante la “administración” de sus pecados, para traficar con sus culpas; de sus activos, para traficar con sus impuestos; de sus enfermedades, para traficar con su dolor; de sus temores sociales, para traficar con su seguridad; no en vano , al lado de lo llamado “legítimo” se ha levantado con el favor de sus propios acusadores una gama de lo mismo pero disfrazado: al lado de la religión oficial cohabitan las religiones alternativas; al lado de la medicina tradicional crece la alternativa; junto con la administración de Impuestos se levanta una red de agentes que sobornan ; y al lado de la seguridad regular, colaboran las fuerzas “paras” o “irregulares” que a la postre son lo mismo aunque con disfraz alternativo. Todos sirven a la propia búsqueda de sus intereses monetarios, y se traicionan cuando su propia mentira está por salir a la luz pública.

Considero que todo nacional Colombiano, sobre todo aquellos que no tenemos inversiones en pirámides o bancos, y también los que los tienen, debemos exigir a una voz la verdad a todos los implicados en esta engañifa encubierta por los implicados del Gobierno nacional en acción y omisión, representantes piramidales o bancarios, y por la mayoría de medios de comunicación social (o antisocial).

Exijamos respuestas a las siguientes preguntas y hechos:

Álvaro Uribe, acaba de reconocer que envió entre junio y julio de 2008 una carta en la que felicita a la directora de DMG fashion por un premio... y le dice: “Los animo a seguir trabajando por el progreso empresarial y por el desarrollo del país, en procura de elevar las condiciones de vida de la ciudadanía, como lo han venido haciendo durante los últimos tiempos... Cordialmente, Álvaro Uribe Vélez; y otra en respuesta a la que el mismo David Murcia le envío felicitándolo por la operación jaque, en la que el presidente le escribe: “Apreciado doctor Murcia. “Agradezco a usted y a cada uno de los compatriotas y amigos por los términos de la misiva de apoyo...” Firmado (mecánicamente) Álvaro Uribe Vélez.
http://www.noticiasuno.com/notas/top-secret-noviembre-16.html

Si Jerónimo, el hijo del presidente Uribe, dijo a la W Radio, haber suspendido las relaciones comerciales con DMG en febrero de 2007 ¿Por qué razón se emitieron esas dos cartas de Presidencia entre junio y julio de 2008?
http://www.eltiempo.com/colombia/politica/david-murcia-guzman-estuvo-en-casa-de-narino-reconoce-el-secretario-de-prensa_4667134-1
En otra grabación Murcia Guzmán habla con su cuñado, William Suárez, sobre la incautación de 1000 millones de pesos en Cartagena.
Murcia le dice a Suárez que si necesita ayuda él puede hablar “con unos amigos generales”, no se sabe si del Ejército o de la Policía.
“Le ayudo con algún general, o con alguna cosa que necesite”, le expresa Murcia. A través de la interceptación se puede inferir que el dinero aparentemente iba para Joaco Berrío, actual gobernador de Bolívar.
¿De cuál general se trata? , y ¿por qué el general Oscar Naranjo en persona viajó a Panamá para acompañar él mismo al capturado DMG, cuando en otras capturas de mayor relevancia no se ha hecho presente?
http://www.radiosantafe.com/2008/11/20/david-murcia-se-quedo-sin-abogado-le-renuncio-abelardo-de-la-espriella/
Si el gobierno tenía evidencias que involucraban a DMG con el lavado de dinero y por lo tanto había enriquecimiento ilícito ¿Por qué razón decretó la emergencia económica que solicitaron los comerciantes, empresarios y banqueros privados y se inventó dos nuevos delitos que no hacían falta para capturar a DMG ?, ¿ El beneficio último de esta emergencia no es acaso para comerciantes, empresarios y banqueros privados?


Recuerdo ahora la conversación por Chat que tuve con un amigo; me decía: “Un día, tuve la ocasión de hablar personalmente en una cena con una de las máximas personalidades de ese mercado. No puede obviar preguntarle cuál era la lógica interna de la Bolsa. Cuando acabó su explicación (simple y llana, en algo que yo ya entendía desde hace mucho tiempo), le pregunté: "¿Y qué se diferencia eso de las pirámides?". Riéndose de mi ingenuidad me contestó: "en que la Bolsa es legal y las pirámides, no”; dónde dice Bolsa, pon la palabra mercado inmobiliario.Moraleja: la especulación es legítima a partir de muchos millones de euros. A pequeña escala, es una estafa de la cual sacan beneficio en daño de la población.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Diplomacia Vaticana y pecado...


El presidente francés se divorció de su anterior esposa, Cecilia, en octubre de 2007, y menos de dos meses después se hizo pública su relación con la ex modelo y cantante italiana, recibiendo el “placet” del Vaticano, que llegando a lo más álgido de la doble moral rechaza al embajador argentino -por estar divorciado-, mientras el dos veces divorciado presidente católico francés Nicolás Sarkozy fue elevado al cargo de canónico honorario de la catedral de San Juan de Letrán -un privilegio que se remonta a 1604, en la época de la monarquía francesa de Enrique IV-, durante su reciente visita, que incluyó un encuentro muy cordial . Actualmente son 176 los países que mantienen relaciones con el Vaticano y siempre hay que tener en cuenta que el Papa es el monarca absoluto del más pequeño Estado del mundo: las 44 hectáreas vaticanas.Si son bautizados católicos, se prohíbe a los residentes el divorcio y los casamientos fuera del sacramento católico del matrimonio. La intransigencia vaticana, que para muchos linda con una inaceptable injerencia en la soberanía de los países con los que mantiene relaciones diplomáticas. Por ejemplo, se ha rechazado al embajador de Argentina en el Vaticano por estar divorciado. Aunque en Argentina está permitido el divorcio y el embajador Alberto Iribarne representa a este país, un Estado laico no confesional, y no a la Santa Sede.Es evidente la intransigente y doble moral a este respecto.

El cardenal Joseph Ratzinger ahora Benedicto XVI sostiene que la Iglesia católica defiende determinados valores que no son negociables y en los que pone especial énfasis. El matrimonio indisoluble es uno de ellos, aunque haya divorcio, pero el Vaticano está acostumbrado a aplicar dos medidas distintas en estos temas de moral católica. Mucho más importante que la designación de un embajador es que el presidente católico francés Nicolás Sarkozy fue elevado nada menos que al cargo de canónigo honorario de la catedral de San Juan de Letrán, sede del Papa como obispo de Roma. El presidente Sarkozy tiene dos divorcios en su biografía y convivía públicamente con Carla Bruni sin estar casado, aunque contrajo su tercer matrimonio, en este caso de índole civil con ella tras la visita. Pero Francia es la "hija predilecta de la Iglesia", y además es una nación muy celosa de su soberanía nacional y de su histórico laicismo. No conviene enfrentarse con ella, y en estos casos parece que la diplomacia exige actuar como perros mudos.Muchos recuerdan también casos como el de la princesa Carolina de Mónaco. Casada por la Iglesia con el francés Philippe Junot, la pareja se separó y Carolina inició después una relación con el italiano Stefano Casiraghi, bendecida por el nacimiento de tres hijos. Aceptó por razones de real política hacer un proceso de anulación. Le nombraron una comisión especial, que naturalmente sentenció que el matrimonio con Junot era nulo. No hubo casamiento por la Iglesia con Casiraghi pues el italiano murió durante una competencia de lanchas. Dirán que no es lo mismo el presidente Sarkozy o la princesa Carolina que el caso de un pobrecito embajador argentino divorciado. No digamos ya cuando se trata de un “ciudadano de a pie”. Tampoco es nada extraño que mientras algunos “católicos comunes” a quienes personalmente conozco y he asesorado no alcancen bajo ningún concepto el divorcio o la anulación de su matrimonio, luego de haber sido manipulados en segunda instancia , ya que la primera falla en contra para obligarlos a abrir otro proceso, dilatar el tiempo y asegurar otro “cobros pertinentes”, los “católicos ricos” puedan conseguir en tiempo record la “nulidad matrimonial” a cambio de aportaciones cuantiosas de dinero o “costas” en los tribunales eclesiásticos.
Pareciera que la moral católica, sobre todo la que se vive en castillos palaciegos y pretende imponerse como yugo a los súbditos del mundo entero, apunta a convertirse en una moderna ecuación de carácter inversamente proporcional:”A más poder, menos pecados y más eficaces resultados”; ecuación que seguramente busca incidir en alguna nueva relectura impuesta del sentido teológico y de izquierda paraeclesial a establecerse.
Exhorto como católico confeso a la "Alta Jerarquía"Cristiana y Católica, local, regional e Internacional ,a que consideren que Nuestro Señor es el Único y Verdadero Rey, y no pretendan tomarlo de burro para que encaramados sobre Él hagan vaquería con el rebaño, por que hasta donde tengo entendido los pastores y sacerdotes están puestos para cuidar a las ovejas de la maleficencia de los lobos y en beneficio de ellas, y no para esquilmarlas en beneficio propio y en maleficencia de ellas a amanera de lobos.
¡Qué ironía¡, mientras que el vaticano hace reconocimientos a mandatarios inmorales como canónigos de Templos , los hombres honorables, de moral incuestionable, casados una sola vez y con hogares bien constituidos, que se ocupan de presidir una nación como si fueran verdaderos pastores y la Presiden sabiendo que “Dios premia la buena fe” , deben soportar la injerencia y presión que ellos llaman colaboración en asuntos internos de esos “protegidos celestiales” y sus esbirros, también presidentes divorciados que al no haber podido gobernar su propia casa , conducen a sus naciones y nacionales a una hecatombe , que para el caso de Colombia los ciudadanos no queremos. ¡¿Dónde están los profetas y videntes , que mientras inventan fábulas temen denunciar la inmoralidad en sus organizaciones?! Necesitamos verdaderos profetas que como Juan el Bautista no teman perder su cabeza y ceder a la tentación de arrodillar su palabra frente a los modernos Herodes.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Obama: El islam avanza sobre Occidente


Sin hacer apología de presagiós proféticos, se puede pronosticar que la elección de Barack Hussein Obama Jr como presidente de Estados Unidos de América abre un espacio interesante en las relaciones de esta nación con el mundo islámico, que bien puede desencadenar en un escenario de confrontación internacional a la vuelta de cuatro años, dado que la apertura del diálogo con Irán se percibe en Oriente Medio como un " mensaje de debilidad",segun lo advirtió hoy Tzipi Livni, ministra de Exteriores de Israel, hasta ahora el país considerado mejor aliado de EE:UU en oriente Medio, afectando los esfuerzos internacionales para persuadir a Teherán que abandone su programa nuclear. El presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, felicitó el jueves a Barack Obama por haber sido elegido presidente de Estados Unidos, en un raro gesto entre ambos países rivales, informó la agencia estatal iraní IRNA, gesto que para muchos no es raro si se tiene en cuenta la cercanía de Obama con el Islam, quien abandonó su práctica en la infancia, para "convertirse al cristianismo",lo que lo convierte en un murtadd; aunque la fotografía de 2006, en la que en su visita a Wajir , un área rural ubicada en Kenia hace dos años se le ve llevando un traje somalí, muestra su conexión musulmana.
"Hoy es un día especial, un día histórico", declaró Amr Musa, secretario general de la Liga Árabe, durante una audiencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Eurocámara en Bruselas."Al subrayar la importancia de este día, también quiero destacar la importancia del mensaje que Obama no ha cesado de poner de relieve: 'Necesitamos un cambio'. Nosotros, en Oriente Medio, en el mundo árabe, sentimos eso con fuerza. Necesitamos un cambio en el enfoque norteamericano respecto a la región y al problema palestino".
Cuando se habla de cambio, es cambio: ¿Será acaso que el cambio de enfoque esperado por la Liga Árabe , y el cambio anunciado por Obama , coincidirán en una traición para Israel? , ¿Qué papel jugarán los gobiernos de Rusia, China y Reino Unido frente a esta recomposición?. El desarrrollo de los acontecimientos nos dará la respuesta.

lunes, 3 de noviembre de 2008

La Conspiración Mariana


Al parecer, se ha desplegado para Suramerica una operación de flanco político, bajo perfil religioso, utilizando a viejos agentes otrora ligados a los esquemas de ejecutivos corporativos del gobierno británico, que ahora se desempeñan como "profetas" que hablan de parte de Nuestra Señora,La Virgen María. Que digan hablar de parte de la virgen no es un problema, el verdadero problema es aquello que afirman como encargo de Ella. La mezcla explosiva que hacen con la política partidista, la religión y la Seguridad, en realidad no parece provenir de ministerio divino alguno, sino de algunos ministerios visiblemente terrestres. sin duda, La Congregación para la Doctrina de la Fe , tendrá que estar más atenta a este tipo de "profetas",y así como rechazó el pasado 26 de Septiembre de 2007 la aprobación de las supuestas apariciones de "Nuestra Señora de Surbiton", que la británica Patricia de Menezes alega haber tenido desde 1984, tendrá que pronunciarse al respecto. No olvidemos que una de las más cruentas guerras que a azotó a Europa entre los años 1618 y 1648 tuvo precisamente un pretexto religioso alimentado por la política, y ya desde el siglo XVI los abusos relacionados con las apariciones y fenómenos extraordinarios eran realmente numerosos. En muchas partes de Europa brotaban movimientos religiosos fundados en creencias fantásticas e inclinados hacia lo maravilloso, lo extraordinario e incluso lo esotérico. La misma creencia popular llegó a venerar a numerosas místicas, cuyas revelaciones y mensajes eran buscados con avidez y seguidos con especial atención generando todo tipo de fundamentalismos al punto de considerar enviados y elegidos divinos a gobernantes, ejércitos e instituciones, que ahora pueden rayar en nacionalismos "mal entendidos" y profundizar las divisiones sociales.
Los ingleses por medio sus descendientes educados por ellos e instalados en los gobiernos de nuestras naciones son libres para urdir sus planes, aunque no obstante, Roma está obligada en libertad a obrar con la Verdad y promover la pureza de la fe, más allá de cualquier dividendo.

sábado, 30 de agosto de 2008

EL AÑO PAULINO: ECUMENISMO Y CONVERSIÓN


El Año Paulino abierto el pasado 28 de junio en la Basílica de San Pablo extramuros, en donde el Papa subrayó tres aspectos destacables del apóstol: su amor a Cristo y su valentía predicando el Evangelio; su experiencia de la unidad de la Iglesia con Jesucristo, y su conciencia de que el sufrimiento va inseparablemente unido a la evangelización; sin lugar a dudas, nos sitúa en el mejor ambiente de unidad por cuanto el hecho de haber sido abierta por Benedicto XVI la Puerta Paulina de la Basílica acompañado del Patriarca de Constantinopla y de representantes de otras Iglesias y confesiones cristianas hace pensar en la dimensión ecuménica del Año Jubilar; y no sólo el hecho de la solemne apertura jubilar ha tenido sabor ecuménico, -término derivado del griego “oikoumene” que aparece en las Escrituras cristianas, empleándose quince veces con sentidos diversos: Algunas de las cuales recupera el viejo sentido de la tierra habitada (Hch 11,28), o de imperio romano (Lc 2,1), o la llegada de una nueva y transformada oikoumene regida directamente por Jesucristo. (Heb 2,5) - sino que lo tiene también el mismo programa celebrativo de la Basílica invitando a orar juntos católicos y acatólicos en el sagrado recinto.

El Año Paulino apunta a una celebración universal, y no sólo romana, del bimilenario natalicio del Apóstol guardando ello una relación directa con la catolicidad de la humanidad, y sobre todo, con un grado de causalidad globalizadora que vale destacar en esta fiesta universal, que explica la unidad de las Santas escrituras Judías y de las Santas Escrituras Cristianas, manifestando a la vez la misteriosa unidad de origen con nuestros hermanos musulmanes.

Bien, vamos por partes: El Testimonio del propio apóstol afirma en la epístola a los Gálatas 1, 17 “ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco”. Y aunque muchos teólogos afirman que se desconoce lo que hizo Pablo en este viaje, sin embargo, puedo hacer referencia a una tradición plurisecular, según la cual, después de haber sido bautizado en Damasco, se trasladó a la ciudad de Mismiye para predicar el Evangelio a los gentiles más cercanos, los árabes nabateos. Mismiye se encuentra a 40 kilómetros al Sur de Damasco, en la tierra volcánica de la antigua Traconítide, habitada por beduinos de raza árabe sedentarizados. De ahí viene que se conociese la región con el nombre de Arabia.
Considero que esta tradición se apoya en la evidencia escriturística de Gal 1,15-16 “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre”.

Comprendida la acción que realiza Pablo en Arabia, es pertinente examinar ahora la motivación de tal quehacer, por lo cual es necesario tener en cuenta los criterios para una interpretación bíblica acorde al Espíritu que la inspiró: Prestar una gran atención "al contenido y a la unidad de toda la Escritura",ya que, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la Escritura es una en razón de la unidad del designio de Dios; Leer la Escritura en "la Tradición viva de toda la Iglesia", y estar atento "a la
analogía de la fe" (cf. Rm 12,6), entendiendo la cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación.

En atención a lo anterior hemos de comprender el significado del viaje de Pablo a Arabia como inspiración del designio salvífico del Padre, con relación a la promesa realizada a Agar, quien siendo sierva de Sara le dio por providencia divina un hijo a Abraham que llevó por nombre Ismael, promesa que se reconoce en el texto de Génesis 21, 9-21: “Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo. Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo. Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia. Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente. Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró. Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco. Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto.
Ismael creció mucho y se fortaleció en el desierto de Parán, al sur de Canaán. Se casó con una egipcia, fundó Ismailia y fue padre de 12 príncipes y tuvo además una hija, que vino a ser esposa de
Esaú (hijo de Isaac). Ismael e Isaac sepultaron juntos a su padre Abraham (Gn. 25:9). Ismael murió a la edad de 137 años (Gn. 25:17). Sus descendientes, los ismaelitas, se establecieron entre la frontera de Egipto y el golfo Pérsico. El profeta Mahoma colocó a Ismael a la cabeza de su genealogía. Según el Islam, Ismael colaboró en la construcción de La Meca.
Si bien es cierto que pan y agua significan santificación del sufrimiento, más cierto aún es que la tierra habitada por la descendencia de Abraham a través Ismael, por designio de Dios debía conocer a Aquél Pan-Agua-Vino , es decir a Jesús muerto, resucitado y glorificado, a quien Pablo anunció mediante la predicación , cumpliendo con el misterio de la inclusión a la catolicidad de los Árabes ahora mayoritariamente musulmanes, porque “Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia Católica” (cfr C.I.C nº 830).
Vale la pena resaltar que más allá del debate por determinar en qué momento acepta Pablo la autoridad apostólica, pues después, pasados tres años, subió a Jerusalén para ver a Pedro, y permaneció con él quince días (Gal 1,18), está la verdad respecto a que su anuncio fue legítimo y llevó a Cristo que lo es todo, más allá de aquellos que llevando el pan y el vino tienen a Cristo en nada.
San Pablo, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos (Fil 3,5) y enviado por Dios a sus hermanos en Abraham, nos ayude a profundizar la catolicidad que habita en quienes profesamos a Jesucristo como Dios tanto como en quienes profesan al Clementísimo y Misericordioso Alá, por un sendero de conversión.

martes, 26 de agosto de 2008

Mourinho: La realidad supera al imaginario


Al examinar el documento encuentro que en su base subyace todo un proceso de trabajo investigativo y que epistemológicamente corresponde a una concepción verdaderamente integral, que aborda de manera simultánea los procesos de descripción, explicación e interpretación; procesos que en la actualidad y falsamente han sido reducidos a la sola “interpretación”, que busca justificar que lo que se hace está bien, aunque los resultados sean contradictorios.
Mourinho nos entrega su modelo de pensamiento futbolístico, cuestionando a lo largo de su propuesta la ideología futbolística convencional (capacidades condicionales, volumen, picos de forma, recuperación, entrenamientos de conjunto…), ubicando al modelo de juego como antesala del modelo de entrenamiento del conjunto, considerado que todas las actividades que se generen estarán enfocadas, partiendo inicialmente de la idea de juego que rige en el equipo. Por ello el camino a seguir para el desarrollo de cualquier tarea es conocer los medios técnicos y tácticos que tenemos a nuestro alcance (conocimiento del futbolista) y estructurarlos racionalmente, desde el contexto de la competitividad (ó competencia racional que supera la dogmatización teorizada como fundamento de la convencional administración deportiva). Dichas actividades estarán focalizadas a conocer los diferentes mecanismos del juego, y lo más relevante: dando sentido al mismo; y garantizando de forma evidente y segura los rasgos que cambiará definitivamente el rumbo metodológico del deporte de alto rendimiento para poner punto y final al tratamiento convencional, ficticio y virtual aplicado al deporte. se reconocen en la formulación de Mourinho, en primer lugar, una serie de cualidades de liderazgo, entre las que figura de modo preeminente, la capacidad de concebirse como un miembro de un colectivo en una idea de acción (que supera al concepto de proyecto) y de transmitirla a un grupo de ejecutantes, motivándoles, lo real de esa idea.
Los líderes tradicionales imaginan el proyecto, y trabajan sobre “imaginarios colectivos”, mientras que Mourinho percibe el proceso y sus variaciones, haciéndose copartícipe a los ejecutores, donde el proceso no es sólo la transmisión de información y sus estrategias de aplicación, sino sobre todo la participación de un todo real de las partes del proceso que sea flexible para permitir ciertos desvíos, y esa totalidad, bien se puede llamar gimnasia de la previsión mental. Hay que recordar que si el cerebro humano representa el cuerpo al que está ligado en todos sus aspectos (estructura muscular, esquelética, y sus movimientos), el de los ejecutantes así inspirados ejecuta simulaciones del cuerpo en movimiento. Parte de ese ejercicio mental se automatiza con el hábito y se transforma en percepción motora.En segundo lugar, el proceso requiere inspirarse en algo más que una creencia teorizada, requiere de una voluntad: La voluntad de participar en el mejor proceso, más allá de esperar el mejor resultado; aunque, la voluntad por lo primero conduce necesariamente a lo segundo, para que no suceda que en el fútbol, con referencia específica a la acción del entrenamiento, se conviertan los caballos en jinetes.
Con esta perspectiva de entrenamiento unida al estudio, al conocimiento, y al rigor, queda demostrado una vez más, que no hay mejor teoría que una buena práctica.
Un documento de tales dimensiones, que llegó a mis manos, por atención del profesor Ríos, posee la sublimidad de la sinceridad, de aquel que comprendiendo las reglas del juego y encontrándose en la posibilidad de engañar, se niega a aceptar que el secreto del triunfo está en la falta de sinceridad y se lanza a exponer una a una la desarticulación de viejos teoremas , destruyendo uno por uno los axiomas para derrumbar una retícula falaz y teórica en que se han apoyado hasta hoy los principios interpretativos del entrenamiento deportivo .

domingo, 24 de agosto de 2008

LA MATERNIDAD DE LA BIENAVENTURADA MARÍA EN LOS PADRES DE LA IGLESIA

Juan 19:25-27.
“Mujer, he ahí a tu hijo”. Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaban allí, dijo a la madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.LAS MUJERES ESTÁN JUNTO A LA CRUZEn este relato de san Juan, nos narra que están presentes y de pie junto a la cruz de Cristo su madre acompañado de la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena. No esta claro que la hermana de su madre sea hermana de padre y madre, el evangelista dice “la hermana de su madre”, considerando la expresión de uso semita, podría suceder que fuera algún familiar cercano o pariente, sería la madre de los hijos del Zebedeo, que en los evangelios de san Mateo 27:56-56 relata: Había allí, mirándolo desde lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle; entre ellas María Magdalena y María la madre de Santiago y José y la madre de los hijos del Zebedeo. En el Evangelio de san Marcos 15:40-41 dice Había también unas mujeres que de lejos le miraban, entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, las cuales, cuando El estaba en Galilea, le seguían y le servían, y otras muchas que habían subido con El a Jerusalén.Comprendemos que esta triste escena tiene lugar en las proximidades de la muerte de Cristo, ellas no podían hacer nada, pues el Señor crucificado estaba custodiado por los soldados, los que tenían miedo que lo desclavaran. Según san Mateo 27:36; sentados, hacían la guardia allí. Ellas estuvieron todo el tiempo allí, como dice san Marcos, primero mirando desde lejos, luego como nos relata san Juan, de pie junto a la cruz, Cristo agonizaba.“MUJER, HE AHÍ A TU HIJO”Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaban allí, dijo a la madre: Mujer, he ahí a tu hijo.¿Que valor tiene esta expresión? Para nuestras enseñaza, Cristo desde lo alto de su cruz, ratifica por un don con mucho simbolismo y a su vez eficaz, la maternidad espiritual de María con relación a los hombres, como también en la persona del discípulo predilecto, en el que confiaba también a la Santísima Virgen. Es decir a partir de este momento y con estas palabras, Cristo proclama la maternidad espiritual de María sobre nosotros, todas las generaciones, lo mismo que en la persona de san Juan proclamaba la afiliación espiritual de éstos con respecto a MaríaEn esta narración ni a María ni a Juan los llama por su nombre propio, sino por los de “Mujer,” “Madre” y “Discípulo.” Siempre ha extrañado el que Cristo llame a su Madre aquí “Mujer.” Hay diversas hipótesis sobre esto en los estudios mariológicos, entendido por el modo más sencillo el vocablo mujer, aplicado por Cristo a su madre, no expresaría, de suyo, más que una forma más deferente y solemne de tratarla. Es sinónimo de madre, pero dicho con más solemnidad, quizás la fórmula lógica sería: “Madre [Mujer], ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu Madre.”María, a la hora en que Cristo pronunció estas palabras, comprendió el sentido de lo que en ellas se proclamaba y María será madre desde ese instante madre espiritual de Juan y todos los seres humanos.Eva es nuestra madre natural ya que es el origen de nuestra vida natural; por tanto, María es nuestra madre espiritual ya que es el origen de nuestra vida espiritual. Una vez más, la maternidad espiritual de María se basa en el hecho de que Jesús es nuestro hermano, ya que es "el primogénito entre muchos hermanos" (Romanos 8:29). Ella se convirtió en nuestra madre desde el momento en que accedió a la Encarnación del Verbo, la Cabeza del cuerpo místico cuyos miembros somos nosotros; y ella selló su maternidad al consentir al sacrificio sangriento en la cruz que es la fuente de nuestra vida sobrenatural. QUE OPINABAN LOS PADRES DE LA IGLESIA?Orígenes (1) es el único que considera la maternidad de María sobre todos los creyentes en este sentido. Según él, Cristo vive en todos los que le siguen con perfección, y así como María es la Madre de Cristo, también es la madre de aquel en el que Cristo vive. Por ello, según Origenes, el hombre tiene un derecho indirecto a reclamar a María como su madre, en la medida en que se identifique con Jesús por la vida de la gracia. San Ambrosio (2), dice: María, Madre del Señor, estaba ante la cruz de su Hijo. Nadie me enseñó esto, sino San Juan Evangelista. Otros describieron el trastorno del mundo en la pasión del Señor; el cielo cubierto de tinieblas, ocultándose el sol y el buen ladrón recibido en el Paraíso, después de su confesión piadosa. San Juan escribió lo que los otros se callaron, de cómo puesto en la cruz llamó Jesús a su Madre, y cómo considerado vencedor de la muerte, tributaba a su Madre los oficios de amor filial y daba el reino de los cielos. Pues si es piadoso perdonar al ladrón, mucho más lo es el homenaje de piedad con que con tanto afecto es honrada la Madre por el Hijo: "He aquí tu hijo". "He aquí a tu Madre". Cristo testaba desde la cruz y repartía entre su Madre y su discípulo los deberes de su cariño. Otorgaba el Señor, no sólo testamento público, sino también doméstico; y este testamento era refrendado por Juan. ¡Digno testimonio de tal testador! Rico testamento, no de dinero, sino de vida eterna; no escrito con tinta, sino con el espíritu de Dios vivo (2Cor 3) y pluma de lengua, que escribe velozmente (Sal 44,2). Pero María se mostró a la altura de la dignidad que correspondía a la Madre de Cristo. Cuando huyeron los Apóstoles, estaba en pie ante la cruz, mirando las llagas de su Hijo, no como quien espera la muerte de su tesoro, sino la salvación del mundo. Y aun quizás porque conociendo la redención del mundo por la muerte de su Hijo, ella deseaba contribuir con algo a la redención universal, conformando su corazón con el del Salvador. Pero Jesús no necesitaba de auxiliadora para la redención de todos los que sin ayuda había conservado1. Por eso dice: "He sido hecho hombre sin auxiliador, libre entre los muertos" (Sal 87,5). Aceptó, en verdad, el afecto maternal, pero no buscó el auxilio ajeno. Imitad, madres piadosas, a ésta, que tan heroico ejemplo dio de amor maternal a su amantísimo Hijo único. Porque ni vosotras tendréis más cariñosos hijos, ni esperaba la Virgen el consuelo de poder tener otro.Crisóstomo, (3) in Ioannem, hom. 82.Y admira cómo el sexo débil de las mujeres, aparece aquí más varonil, firme junto a la cruz, cuando los discípulos huían.Crisóstomo, ut supra.Habiendo estado presentes otras mujeres, no recuerda el Evangelista a otra sino a la Madre del Señor, dándonos a entender el respeto que debemos a las madres. Pues, así como no conviene que los parientes se enteren de las cosas espirituales, así también conviene darles conocimiento de ellas, prefiriéndola a los demás cuando no se hayan de oponer. Por eso dice: "Como viese Jesús a su Madre y al discípulo a quien amaba, dijo a su Madre: Mujer, he ahí a tu hijo".Crisóstomo, ut supra.¡Con cuán alto honor honró al discípulo! Pero él se oculta con la moderación de su sabiduría; porque si hubiera querido vanagloriarse, hubiese expresado la causa por qué era amado, y es preciso convenir que el motivo era grande y admirable. Así es que Jesús nada más dijo a Juan, ni le consuela en su tristeza, porque no era el momento oportuno de hablar de consuelo. Pero no era poco distinguirle con tal honor, y como era conveniente procurar para su Madre, oprimida de dolor, alguno que le reemplazara (porque Jesús se iba), dejó este encargo al discípulo que amaba. Sigue: "Después dijo al discípulo: He ahí a tu madre".San Agustín (4) in Ioannem, tract., 119.Esta es, sin duda, aquella hora en la que, habiendo de convertir el agua en vino, había respondido Jesús a su Madre: "Mujer, ¿qué hay común entre ti y mí? aun no ha llegado mi hora" (Jn 2,4). En aquella ocasión en que debía empezar a obrar milagros, no la reconoció como Madre de su divinidad, no siéndolo mas que de su débil humanidad, pero ahora que ya padece en su humanidad, honra con sentimiento humano a aquella, de la que había sido hecho hombre. Esta es una instrucción y ejemplo que nos da el buen Maestro, para enseñarnos los oficios de piedad que los hijos deben a sus padres, y así convirtió en cátedra de maestro la cruz en que estaba clavado.San Agustín, ut supra.Como proveía a su Madre, en cierto modo, de otro hijo por el que la dejaba, manifestó el motivo en las siguientes palabras: "Y desde aquella hora el discípulo la recibió como suya". ¿Pero en qué recibió Juan como suya a la Madre del Señor? ¿Acaso no era de los que habían dicho a Jesús: "He aquí que nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido" (Mt 19,27)? La recibió, no por sus propiedades (pues nada tenía propio), sino en los cuidados que solícito la había de dispensar.Notas1. "El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, deriva directamente de ella. 'Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte' (LG 57). Se manifiesta particularmente en la hora de su pasión" (Catecismo de la Iglesia Católica, 964).2. El concilio de Efeso (431) enseña que "no nació primeramente un hombre vulgar de la santa Virgen, y luego descendió sobre El el Verbo; sino que unido desde el seno materno, se dice que se sometió a nacimiento carnal, como quien hace suyo el nacimiento de la propia carne... De esa manera (los padres) no tuvieron inconveniente en llamar madre de Dios a la santa Virgen".(1) Orígenes: 185 a 254 es uno de los primeros y más destacados eruditos de la Iglesia Primitiva. Fue uno de los Padres de la Iglesia. Nació en Alejandría, y fue discípulo de Clemente de Alejandría y de Ammonio Saccas. Orígenes enseñó el cristianismo a paganos y cristianos.(2) San Ambrosio: Tréveris, c. 340 - Milán, 397) fue un destacado obispo de Milán, y un importante teólogo y orador. Es uno de los padres del cristianismo y uno de los 33 doctores de la Iglesia Católica(3) Juan Crisóstomo nació en Antioquía (Siria), en el año 347. Juan fue bautizado en 370, a la edad de 23 años y fue ordenado lector (una de las órdenes menores de la Iglesia). Comenzó estudios con el filósofo Andragatio y continuó con Libanio, que entonces era un famoso orador y el más ferviente partidario del feneciente paganismo romano. Libanio quedó maravillado con la elocuencia de su discípulo y previó para el mismo una brillante carrera como estadista o legislador. Sin embargo, un encuentro con el obispo Meletio resultó decisivo en la vida de Juan, quien comenzó a estudiar teología con Diodoro de Tarso (uno de los líderes de la antigua escuela de Antioquía) mientras mantenía un ascetismo extremo.(4) San Agustín, Obispo de Hipona. Nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, pequeña ciudad de Numidia en el África romana. Su padre, llamado, Patricio, era aún pagano cuando nació su hijo. Su madre, Santa Mónica es puesta por la Iglesia como ejemplo de mujer cristiana y madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia. Su piedad y bondad probados aún bajo las circunstancias más adversas es puesta como modelo de vida cristiana. Mónica le enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y al ver como el joven Agustín se separaba del camino del cristianismo se entregó a la oración constante en medio de un gran sufrimiento. Años más tarde Agustín se llamará a sí mismo el "hijo de las lágrimas de su madre".

La llaman “Dichosa”María es venerada en casi todos los rincones de la Tierra; no hay comunidad cristiana en la que no esté arraigada una devoción mariana, incluso, la Virgen María ha sido como “punta de arado” de la labor de evangelización en nuestra América y en otros pueblos, precisamente por ser la Madre de Dios, razón suficiente. Pero lamentablemente hay quien o quienes no ven o no quieren ver en María la gran obra que Dios hizo en Ella. No son pocas las veces que los hermanos separados tocan a las puertas de nuestra casa y tratan de confundirnos hablando de que María tuvo más hijos, pues dicen que el Evangelio habla de los “hermanos de Jesús”, por lo tanto, en su propaganda afirman que María no es Virgen y no debe ser objeto de nuestra veneración, porque incurrimos en idolatría. Éste y otros mensajes se difunden confundiendo a muchos católicos y degradando la tierna imagen de la Madre de Dios.A propósito de esto, cabe recordar que hace apenas un mes, apareció un controversial libro de texto sobre Historia Universal para alumnos de primero de secundaria, en el que abierta y deliberadamente se negaban algunas verdades sobre la Virgen María. Los católicos honramos y veneramos a María y forma parte fundamental de nuestra fe; ¿o es que acaso se puede querer al Hijo y despreciar a la Madre?... Es por eso que hoy, Semanario le ofrece un bosquejo de la devoción mariana a través de la historia y las verdades fundamentales que debemos conocer sobre la Madre de Jesucristo.Reconocimiento histórico a MaríaEl culto a María Santísima es tan antiguo como la historia de la misma Iglesia. La Maternidad divina de María está presente en el pensamiento cristiano ya desde los primeros siglos. En la Iglesia naciente, a María se la recuerda con el título de Madre de Jesús. Es el mismo Lucas quien, en los Hechos de los Apóstoles, le atribuye este título. “¿No es éste (...) el hijo de María?”, se preguntan los habitantes de Nazaret, según el relato del evangelista San Marcos (6, 3). “¿No se llama su madre María?” es la pregunta que refiere San Mateo (13, 55).Para los discípulos, María tiene un lugar muy especial y Ella les acompaña después de que Jesús muere. María es para ellos una persona única en su género: recibió la gracia singular de concebir al Salvador de la Humanidad, vivió mucho tiempo junto a Él, y en el Calvario, el Crucificado le pidió que ejerciera una maternidad espiritual con respecto a su discípulo predilecto y, por medio de él, la extendiera a toda la Iglesia.Los primeros cristianos captaron inmediatamente la importancia de esta verdad, que muestra el origen divino de Jesús, y la incluyeron entre las afirmaciones básicas de la fe. De estos primeros siglos destaca San Efrén, gran amante de la Virgen María, en cuyos escritos se ve la profunda veneración que ya se le tenía en el siglo IV. San Efrén compuso en el año 333, un poema formado por los más bellos títulos que los cristianos otorgaban a la Virgen: "Señora Nuestra Santísima, Madre de Dios, llena de gracia: Tú eres la gloria de nuestra naturaleza humana, por donde nos llegan los regalos de Dios. Eres el ser más poderoso que existe, después de la Santísima Trinidad; la Mediadora de todos nosotros ante el mediador que es Cristo; Tú eres el puente misterioso que une la Tierra con el Cielo, eres la llave que nos abre las puertas del Paraíso; nuestra Abogada, nuestra Intercesora. Tú eres la Madre de Aquel que es el Ser más misericordioso y más bueno. ¡Haz que nuestra alma llegue a ser digna de estar un día a la derecha de tu Único Hijo, Jesucristo. Amén!". También los llamados Padres de la Iglesia (hombres que se distinguieron por su santidad y sabiduría) hablan de María y le veneran. Gran cantidad de obras de arte, a través de los tiempos, se han realizado con motivo mariano: piezas musicales, literarias, pinturas, esculturas, conjuntos arquitectónicos. Todos los siglos han reconocido y exaltado a la Madre de Dios.Lo que Dios hizo con EllaA medida que ha ido caminando la historia, el culto mariano se ha ido fomentando y la figura de la Virgen María aparece en todos los momentos de la historia de la Iglesia como modelo de vida. En varias partes del mundo María ha querido hacerse presente Ella misma de manera prodigiosa para anunciar a su Hijo, convirtiéndose así en Evangelizadora. Los milagros de sus apariciones, han hecho que sea venerada por millones de fieles. Son elocuentes los hechos de Fátima, Lourdes, y la gloriosa aparición de la Virgen María en nuestras tierras, en 1531, cuando se presentó como la “Madre del verdadero Dios por quien se vive”. Y es el mismo Dios quien ha reconocido la grandeza de su Madre; baste con recordar el pasaje del Evangelio en el que Jesús dice: “Más dichosos son quienes escuchan mi Palabra y la ponen en práctica”... Jesús reconoce la grandeza de María no sólo por ser su madre sino, y ante todo, por escuchar la Palabra de Dios y hacerla vida.Una Mujer por descubrirEl amor y la devoción Mariana contribuyen a que el cristiano viva una vida más coherente y apegada a la verdad evangélica, porque la auténtica devoción nos lleva a escuchar a María que nos dice: “Hagan lo que Él les diga”. Ahora bien, un auténtica devoción crece y se fortalece cuando entendemos y valoramos las glorias y grandezas que enriquecen a María.La Iglesia, a través de la historia, inspirada en la Sagrada Escritura y en la tradición, ha proclamado algunos Dogmas en torno a la figura de María; un Dogma es una verdad de fe revelada que la Iglesia proclama como tal para la gloria de Dios. Todos los Dogmas tienen una fundamentación bíblico- teológica, y nacen de la Revelación misma de Dios.Concebida sin pecadoEste dogma afirma que María, siendo descendiente de Adán, por ser la Madre de Dios, fue liberada del pecado original.Fundamentación Bíblica:Aunque no hay en la Sagrada Escritura un texto explícito sobre este Misterio, sí existen algunas indicaciones, que tomadas por la tradición cristiana, ofrecen fundamentos para la definición del Dogma.En el Antiguo Testamento podemos constatar que:Aparece la figura de María, preparando la venida del Salvador, a través del texto:“Hará que haya enemistad entre ti y la mujer”... (Gn 3,15)La palabra "enemistad" entre el demonio y la mujer, afirma que ésta, María, estará libre de cualquier lazo original con el mal. La única mujer capaz de aplastar la cabeza al demonio, capaz de destruirlo es María, por medio de su descendencia: CRISTO, ya que Ella es libre de pecado.Y en el Nuevo Testamento se confirma que:María, desde el primer instante de su existencia, es poseedora de la Gracia a plenitud; razón por la cual el Ángel, al visitarla, la llama "Llena de Gracia" (Lc 1, 28). María es la única creatura descendiente de Adán que es Llena de Gracia, desde el primer instante que fue concebida; privilegio que le fue concedido por ser la futura Madre de Dios. El título que el Ángel le da a María, "Llena de Gracia", muestra que María no había sido tocada por el pecado.Así pues, el texto de Génesis habla de una mujer, María, que lleva una enemistad eterna con el mal, por lo cual el Ángel la llama "Llena de Gracia". Privilegio que Dios concedió únicamente a esta creatura por su futura maternidad.Fundamentación teológica:Los Padres de la Iglesia también mencionan el privilegio de la "Inmaculada Concepción":San Ireneo: "Eva desobedece a Dios por su incredulidad, lo que es superado por la grandeza de la fe de María". Por la desobediencia de Eva entra el pecado en el mundo; por la fe y posesión de la Gracia (carencia de pecado en María) el mundo es liberado del pecado.Santo Tomás: "A los que Dios elige para una misión determinada los prepara... La Virgen María fue elegida por Dios, para ser la Madre del Hijo de Dios, y no puede dudarse que la hizo perfecta para semejante misión". "La hizo perfecta" la hizo Inmaculada desde su Concepción, la hizo sin pecado, llena de Gracia".De esta definición podemos afirmar: De la descendencia de Adán sólo María fue preservada del pecado por singular privilegio.Siempre limpia, incorruptibleEste dogma proclama que María es Virgen, espiritual y corporalmente. La Virginidad perpetua de María se refiere principalmente a la corporal; la del alma es consecuencia de su pura Concepción. Su Virginidad es antes, en y después del parto.Fundamentación Bíblica:Antes del Parto. Está explícito en la Anunciación: "Al sexto mes..." (Lc 1, 26-27). El Ángel es enviado a una joven virgen... Mt 1, 18.20-25; el Ángel informa a José que María ha concebido por obra del Espíritu Santo. Lc 1,14; la pregunta de María revela su estado de virginidad. Lc 1,35; la explicación que el Ángel da a María muestra la Concepción singular y milagrosa: "Por obra del Espíritu Santo".En el Parto. Dio a luz a su Hijo sin perder su Virginidad por gracia de Dios. Según la definición en el catecismo del Padre Astete, podemos compararla con "El rayo de luz que pasa por el cristal, sin romperlo". La fe tampoco se resiste a admitir que el Nacimiento de Cristo haya sido milagroso. Muchos autores afirman que las profecías de Isaías (Is 7, 14) y el texto del nacimiento (Lc 2,7) en que María está en actividad, hacen referencia a un parto milagroso, de modo que María mantuviera su integridad virginal.Después del Parto. La objeción que puso María al Ángel fue por su Virginidad. ¿Cómo será esto?, indica el deseo de María por mantenerse intacta, deseo que no pudo ser cambiado radicalmente después del Nacimiento de Jesús. Esto indica que en María existió siempre un propósito de virginidad. Tampoco por parte de Dios se podría pensar que hubiera en Él, motivo alguno para hacer un milagro que conservara la virginidad de María, si Ella no pensara en conservarse después.Fundamentación teológica:Los Padres de la Iglesia, basándose en el Antiguo y Nuevo Testamento, defienden con radicalidad la concepción virginal de Cristo.San Agustín defiende la virginidad de María ante los judíos, haciendo un análisis de Is 7,14, en lo referente a su profecía sobre la concepción virginal. "La Virgen concebirá y dará a luz... Siendo virgen concebirá, siendo virgen dará a luz.Y San Justino afirma que la profecía de Isaías tiene cumplimiento con María y Cristo.Magisterio de la Iglesia. El Credo conocido como “Símbolo de los Apóstoles” profesa expresamente este Dogma: "Fue concebida por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María, siempre Virgen..."Madre de DiosLa Inmaculada Concepción y la consagración virginal de María, la preparan para el objeto central de su misión: ser la Madre de Dios. Este dogma proclama que María es Madre de Dios, en sentido estricto, pues concibió y dio a luz a Jesús, quien es Dios. María es verdaderamente Madre de Dios y así debe llamársele. Fundamentación bíblica:Antiguo Testamento. Is 7, 14: “Una virgen va a dar a luz un hijo”... en otras palabras será madre, ya que aquella que concibe y da a luz a un hijo recibe este título: madreNuevo Testamento. La versión de la Anunciación es también un relato claro sobre la Maternidad Divina de María (Lc 1, 35). Es madre de alguien la persona que concibe y da a luz a alguien y María es Madre de Jesús que es Dios, entonces es Madre de Dios". La Maternidad de María es singular porque sobre Ella descendió el Espíritu Santo, que es Dios, y en María concibió al Hijo que existía desde el principio de los siglos. Su concepción es del Espíritu Santo (Mt 1, 20) Por tanto, no procedió de ningún varón y con esto queda excluido el hecho que Jesús sea Hijo de un hombre, sino por el contrario, si el Espíritu Santo es Dios y la concepción es obra suya, Jesús que es el ser engendrado, es Dios. Así lo confesamos en el Credo. (Gál 4, 4 "El Hijo de Dios, nace de una mujer").Fundamentación teológica:Antes del Concilio de Efeso algunos Santos Padres expusieron sus argumentos. San Atanasio: “Aquel Verbo que ha sido engendrado arriba del Padre, de manera innegable... incomprensible, eterna, es el mismo engendrado abajo en el “templo” de la Virgen María.Este Dogma fue proclamado en el Tercer Concilio Ecuménico en la ciudad de Efeso, presidido por San Cirilo de Alejandría en representación del Papa Celestino I en el año 431. Más tarde, otros Concilios apoyarían con firmeza esta doctrina. El último Concilio Ecuménico Vaticano II, dedica un capítulo a la Santísima Virgen Madre de Dios, y en el capítulo VIII de la Lumen Gentium (Luz de las gentes) n. 52 se ratifica la declaración hecha en Efeso en el año 431.El privilegio de ser la MadreEste dogma significa la glorificación corporal anticipada de la Virgen María después de su vida terrena, gracias a la cual encuentra aquel estado en que se hallarán los justos después de la resurrección final.Fundamentación bíblica:Poco se puede decir sobre esta base, ya que los textos bíblicos que la sostienen están implícitos en la Sagrada Escritura. El texto evangélico recurrente es el de Ap 12, 1.Fundamentación teológica:Pío XII, basado en la Sagrada Escritura, en la tradición y sentir del pueblo católico a lo largo de la historia, procedió a analizar el privilegio de la Asunción usando un método mixto.Pío XII afirmó que la Asunción, según cree la generalidad de los fieles, es consecuencia lógica de la Concepción Inmaculada. Esto nos muestra que se cierra con broche de oro la obra realizada en María, pues quien está unida a Cristo en la obra de la Salvación, unida está también en la Glorificación.María es la “Llena de Gracia”, por ende su cuerpo no puede sufrir corrupción.Si es única Inmaculada, será única Glorificada.El Papa Pío XII, también razonó así: “Los Padres de la Iglesia señalan a María unida a Cristo en la lucha contra el mal.Gn 3, 15 afirma que Cristo triunfa contra el mal.1Cor 15, 21-26 La victoria de Cristo contra el mal, es la victoria sobre la muerte.Así como María estuvo unida a Cristo en el triunfo sobre el mal, María, por voluntad y poder de Dios, debió vencer a la muerte.Por ello, el 1º de noviembre de 1950, el Papa Pío XII en la Constitución Apostólica "Munificentissimus Deus", declaró la Asunción con la siguiente fórmula: "Pronunciamos, declaramos y definimos ser Dogma de Revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste. Por eso, si alguno quiere negar o poner en duda voluntariamente lo que por Dios ha sido definido, sepa que ha caído de la fe Divina y católica..."Cuando se vive siendo madreEntrevista con una protagonista de la maternidad.

En Cristo los privilegios y las perfecciones de la humanidad tienen su razón y fundamento en la unión hipostática; en la santa Virgen María tienen su razón y fundamento en su unión espiritual y física con su Hijo Jesucristo.
Precisamente por su íntima unión espiritual y física con el Hijo, la Santa Virgen tiene un lugar singular y exclusivo en el proyecto de la economía de la Redención...
El Verbo eterno no tomó su naturaleza humana mediante una nueva creación, sino por su generación humana. Siempre que se habla de la Encarnación del Verbo, en la Sagrada Escritura y en la enseñanza de los Padres de la Iglesia, se habla a la vez, de la "Mujer" de la cual tomó la humana naturaleza. Porque el Verbo tuvo nacimiento terrenal de la Virgen María, ella tiene personalmente una relación objetiva en el designio divino de la Salvación; y por su relación personal con el divino Redentor, ella está en el Credo: "nacido de María la Virgen". Por su relación personal con el Hijo Jesucristo, tenemos una doctrina mariológica teológico-dogmática, cosa que no se da para ningún otro santo; y ¿por qué? Sencillamente porque los demás santos tienen, con respecto a nuestra salvación, una relación no personal, sino meramente funcional.
Es necesario, para una mejor comprensión, tener presente aquí lo que usted estudió, es decir, los tres órdenes que existen en el plan de Dios: el orden natural, el orden sobrenatural y el orden hipostático, ¿qué significa esto? Significa que una persona todavía no bautizada está a nivel meramente natural, esto es, tiene solamente los dones debidos a su naturaleza humana (inteligencia, voluntad, memoria, alma, una cabeza, dos piernas, dos ojos, etc...), cuando recibe el sacramento del Bautismo, entonces es elevado al orden sobrenatural porque se le participa de la vida sobrenatural, la vida de la gracia, la vida divina; somos partícipes de la naturaleza divina (Cf. 2 Pedro 1, 4), y entonces recibimos la filiación divina adoptiva que es una modificación real intrínseca en fuerza de la cual podemos hablar de una verdadera regeneración, es decir, de un verdadero nacimiento a la vida divina (nacidos de Dios ), de una semejanza de naturaleza con Dios y de una manera especial con la Persona divina del Hijo (hijos en el Hijo). La santa Virgen María está en estos dos órdenes por su naturaleza humana (orden natural) y por su plenitud de gracia (orden sobrenatural) y de manera absoluta, pero ella por su maternidad divina, por ser la verdadera Madre del Verbo divino fue elevada al orden hipostático, claro está, de una manera relativa, porque el orden hipostático absoluto es exclusivamente de Cristo, porque solamente en El subsisten las dos naturalezas (la humana y la divina) bajo la hipóstasis de la única persona divina del Verbo; pero la santa Virgen es verdadera Madre de esa única persona que tiene inseparablemente las dos naturalezas, así que Ella tiene con el Verbo una relación personal, objetiva, real, esencial (como ya dijimos); Ella es Madre de esta única persona en la línea de la naturaleza humana (la divina no puede tener madre), así que Ella tiene con la persona del Verbo encarnado esa relación intrínseca, directa e inevitable que existe entre una madre y su propio hijo.
La gracia santificante la eleva al orden sobrenatural otorgándole la gracia de la adopción filial; la gracia de la maternidad divina la eleva al orden hipostático con la finalidad de suministrar al Verbo eterno la naturaleza humana y dar al mundo el Salvador; esto da a María un lugar único e inaccesible en el plan de la Redención; y una dignidad personal que ninguna otra mujer podría alcanzar.
Solamente la Santa Virgen puede estar a ese nivel; y por eso el estudio de la mariología es un estudio teológico-dogmático.
María Madre de DiosEn sentido verdadero y propioEs de fe
Como ya dijimos, en Cristo Jesús los privilegios y las perfecciones de la humanidad tienen su razón y su origen en la unión hipostática; también las grandezas de María tienen su fundamento en esta unión, y le han sido concedidas en fuerza de esa unión. Es por ello que ponemos al vértice de la Mariología el privilegio que primero deriva de esa unión, esto es, la Maternidad divina, luego se tratará de los demás privilegios que de ése derivan o que son premisas o consecuencia, privilegios de gracia (p. Ej.: su inmaculada concepción), de honores (p. Ej.: su perpetua virginidad; su culto de hiperdulía); de gloria (p. Ej.: su asunción a los cielos en cuerpo y alma; reina de los Santos y de los Ángeles).
Así que el privilegio primero, central y fundamental es ser verdadera Madre de Dios; y en este hecho de la Maternidad divina se fundamentan todos los privilegios de María.
Es preciso notar y tenerlo bien presente que el nacimiento del Verbo de una mujer y de una mujer virgen no debe ser considerado una necesidad de parte de Dios; no hay motivos de estricta necesidad, porque no se puede hablar de necesidad en las obras de Dios ad extra; fue, pues, un acto libre de la divina sabiduría, por cuantos argumentos de convivencia se pueden encontrar y aducir, y de facto, la tradición de la Iglesia y la Escolástica los encontraron y los expusieron. Sin embargo, podía Dios, es cierto, tomar carne, en la que fuera mediador entre Dios y los hombres, de otra parte y no de la estirpe de aquel Adán que con su pecado encadenó al género humano, como antes creó al mismo Adán sin precedencia de estirpe. Pudo, pues, crear un hombre de esta o aquella manera, y en él vencer al vencedor del primer Adán; pero Dios juzgó más conveniente...
En pocas palabras, Dios habría podido salvar al mundo en tantas maneras, su infinita sabiduría y su omnipotencia podía encontrar muchos medios... de facto decreto que aconteciera así...
"Usted sabe que el pecado es el único límite a la actividad divina; y por ello, el Hijo de Dios no podía encarnarse siguiendo un camino moralmente no bueno o con alguna mediación culpable".
Ninguna obra humana, y por ende de suyo finita, podía merecer la Encarnación; nadie tenía mérito para exigirla o poder para realizarla.
Por tanto, cuando decimos que la Santa Virgen María "mereció llevar" al Salvador del mundo. Por ejemplo, rezamos o cantamos en nuestra Liturgia en lengua latina la Antífona Regina caeli: "Regina caeli, laetare, allelluia/ quia quem meruisti portare, allelluia/ resurrexit sicut dixit, allelluia..." (Alégrate, o Reina del Cielo, porque ha resucitado Aquel a Quien tú has merecido llevar en tu seno...), no es en el sentido que ella haya merecido ex condigno (en estricta justicia) que el mismo Señor de todos se encarnara, sino que en virtud de la gracia que le fue dada obtuvo un tan alto grado de pureza y de santidad que fue juzgada digna (de congruo) de poder ser la Madre de Dios.
Escritura
Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo y nació de la Virgen María.
Isaías profetizó: "Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel" (7, 14); esta profecía se realizó en María que habiendo concebido virginalmente, dio a luz a Jesús, el Emmanuel, así atestigua san Mateo: "La generación de Jesús fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le darás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la Virgen concebirá y dará a luz, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros" (1, 18-23).
"Por lo pronto, tomamos aquí el texto de Isaías y de Mateo para demostrar que María es la verdadera Madre de Jesús; y por lo mismo tomamos los siguientes, luego a su debido tiempo y lugar, los retomaremos para demostrar otros privilegios de María, por ejemplo, su perpetua virginidad".
"Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo" (Mt 1, 16).
El Ángel dijo a María: "vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús" (Lc 1, 31).
"Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (Gal. 4, 4-5).
En el Evangelio María es llamada, ordinariamente, y repetidas veces, "Madre de Jesús" o simplemente "Madre suya" (de El) (Cf. p. ej.: Mt 1, 18; 2, 11; 13, 55; Mc ·, 31-32; 6, 3; Lc 2, 33-34. 48; Jn 2, 1; 19,26; Hch. 1, 14).
El hecho de que Jesús no llame a María con el nombre de "madre", sino de "mujer". "Jesús le responde: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora" (Jn 2, 4; ), "Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: <>" (19, 26), no es prueba de que El le niegue la cualidad de madre, como algunos ( v. gr. Docetas) quisieran deducir citando el texto de Mateo: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?" (12, 48). Muy significativamente el mismo san Juan en los dos textos citados, no dice "María", sino que le da el glorioso título de "Madre de Jesús", título con que los primeros cristianos veneraban a la santa Virgen. Los dos textos (Caná y María a los pies de la cruz) dicen el papel trascendente que tendrá "su Madre" en la Iglesia. Cuando Jesús dice: "Todavía no ha llegado mi hora" (Jn 2,4), se refiere no a la hora de empezar a hacer milagros, pues efectivamente hace él los milagros, sino se refiere a su muerte y glorificación; y María está a un lado de su Hijo en la obra de la Redención. Así que cuando Jesús, estando crucificado, se dirige a su madre, llamándola "Mujer" y entregándola al discípulo, no está hablando como individuo particular, sino como Redentor universal, y entonces en el plano mesiánico no la llama "madre" porque con eso expresaría simplemente su piedad filial, sino que le dice "Mujer", porque estamos en el plano mesiánico, y María, su Madre, está en relación con la "Mujer" del Génesis (Cf. Gn. 2-3). Cristo es el Nuevo Adán y María la Nueva Eva, Madre de la humanidad redimida; y si sobre el Calvario es proclamada madre de la humanidad redimida, en Caná es y actúa como Madre solícita y poderosa intercesora en favor de sus hijos, los creyentes, dispensadora de las gracias de su Hijo Dios.
Y a propósito del texto de Mateo 12, 48, Jesús, a la pregunta: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?", Declara que su madre y sus hermanos son todos los que cumplan la voluntad de su Padre celestial (Cf. vv. 49-50). Podemos citar algunos otros textos evangélicos.
En pocas palabras decimos que a Jesús el Padre le encomendó la misión de la Redención de la humanidad; El es el Mesías, el Enviado del Padre, y todo lo hace y todo lo dice conforme al plano y a la voluntad del Padre; ahora bien, El antepone el plano mesiánico al plano humano en donde está su madre y sus parientes en la línea humano-temporal; no niega ni rechaza su parentesco, mucho menos a su madre, sino que podemos decir que por razones pedagógicas, no quiere debilitar de una manera u otra su misión divina con consideraciones de parentesco; y quiere que todos entiendan esto. Como Mesías depende solamente del padre celestial y se pone por encima de todo afecto natural.
Además, el Señor Jesús funda la familia sobrenatural cuyos vínculos no son ya los de la sangre, sino los vínculos de la fe y de amor. "A todos los que la recibieron (la Palabra) les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios" (Jn 1,12-13). "El que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu" (Jn3, 5-6).
"Tú estás proclamando dichosa a mi madre terrenal, pero yo te digo que ella es dichosa, ciertamente, por ser mi madre en el sentido natural, histórico y fisiológico, pero es todavía más dichosa por ser mi Madre en el sentido espiritual, porque Ella, antes de ser mi madre terrenal y corporalmente, fue la humilde esclava del Señor, creyó, escuchó la Palabra, se abrió a la Palabra, la guardó en su corazón y la vivió; hizo la voluntad de Dios. Dichosa porque ha creído que se cumpliría todo lo dicho a Ella por el Señor" (Cf. Lc 1, 38. 48; 2, 51).
Esta claro, pues, que María es la verdadera madre de Jesús; ahora bien, Jesús el verdadero y eterno Hijo del Padre, verdadero Dios como el Padre y el Espíritu Santo. "En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios... Y la palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad" (Jn 1, 1. 14).
Magisterio
La verdad de la maternidad divina de María objetivamente profesada por la Iglesia desde los Evangelios, como acabamos de ver, y expresada por la misma en su Símbolo de los Apóstoles, cuya primera formulación encontramos ya en la segunda mitad del II siglo. "Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, nacido de María Virgen". (Cf. Ds 10ss.) El título formal de Madre de Dios (Qeot`koV - Dei Genetrix- <>) aparecerá más tarde, como veremos en el párrafo de la tradición.
Al negar Arrio la divinidad del Señor Jesús, consecuentemente se negaba la maternidad divina de María; si Jesús no era Dios, María no era madre de Dios. El Concilio de Nicea (325) condenó la herejía arriana y definió la divinidad del Señor Jesús. (Cf. DS 125-126).
A) Concilio de Éfeso (431, III ecuménico)
Nestorio afirmaba que en Cristo hay dos personas y que el Logos habita en el hombre Jesús como en un templo, negaba así la verdadera maternidad divina de María; Ella no sería Madre de Dios, sino que sería madre de Cristo en quien Dios habitó, sería portadora de Dios que estaba en el hombre Jesús; entonces si el Verbo no nació de María, Ella no es Madre de Dios, sino madre de un hombre (Vnqrwpot`koV, "Cristot`koV").
Intervino la Iglesia con el Concilio de Efeso , profesó y defendió la verdad de la maternidad divina de María y condenó la herejía nestoriana. "Si alguien no confiesa que el Emmanuel sea verdadero Dios (Qeon einai katV alZqeian ton WmmanuZl) y por consecuencia niega que la santa virgen sea madre de Dios (qeot`kon thn Vgian parqXnon)... sea anatema (Cf. DS 252).
"Porque no decimos que la naturaleza del Verbo se hizo carne mediante una transformación; ni que se transformó en un hombre completo compuesto de alma y cuerpo. Lo que afirmamos más bien es que el Verbo, habiendo unido personalmente (kaq bp`stasin ) consigo una carne animada con un alma racional, es hombre de modo inefable e incomprensible y fue llamado hijo del hombre. Y esto, no por voluntad o benevolencia solamente, ni solamente por la asunción de un personaje (prosfpou). Y que las naturalezas unidas en una auténtica unidad son distintas; pero un solo Cristo e Hijo en las dos. No que se suprima por la unión la diferencia de naturaleza, sino que el encuentro de la divinidad con la humanidad en esta inefable y misteriosa unidad nos ofrece un solo Señor y Cristo e Hijo...
Porque no es que primero naciera de la santa Virgen un hombre corriente y después descendiera sobre él el Verbo. Lo que decimos es que unido desde el seno materno (a la naturaleza humana), se sometió a un nacimiento carnal, como quiera que hacía suyo el nacimiento de su propia carne... por eso ni dudaron (los Santos Padres) en llamar madre de Dios a la santa Virgen (qeot`kon eipein tºn Vgian parqXnon), no porque la naturaleza del Verbo o su divinidad tomara de la santa Virgen el principio de su ser, sino por que de ella se formó aquel sagrado cuerpo animado de una alma racional y al que se unió personalmente (kaq bp`stasin) el Logos que se dice engendrado según la carne" .
En el DS 250-251. El padre que más estruenamente defendió contra Nestorio la divina maternidad de María y que tuvo un papel de primer plano en el Concilio de Efeso, fue San Cirilo de Alejandría. El pueblo de Efeso tenía un amor y una devoción, y tan grandes, hacia la Virgen Madre de Dios que cuando escuchó la sentencia pronunciada por los Padre del Concilio, estallo en un inmenso júbilo, y los aclamó con grande y alegre efusión de ánimo, acompañándolos aquella noche con antorchas encendidas hasta sus moradas. También el pueblo de Roma, cuando llegaron las decisiones del Concilio el día de Navidad, celebró con grandes manifestaciones de regocijo y universal alegría, los acuerdos relativos a la Madre de Dios. Al parecer, fue en aquella ocasión cuando se añadió a la salutación angélica del Ave María, la segunda parte que empieza: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros... Un año antes del Concilio de Efeso (Junio-Septiembre 431) el Pontífice Romano, Celestino I (423-432), había ya condenado la herejía de Nestorio.
"En la Encíclica Lux Veritatis el Papa Pío XI escribió con ocasión del XV centenario del Concilio de Efeso que proclamó la divina maternidad de María; recuerda el histórico acontecimiento, explica brevemente el dogma afirmado por el Concilio: la divina maternidad de María, repite que en María, Madre de Dios y Madre nuestra está puesta la esperanza de los individuos y de toda la Iglesia, e invoca su intercesión para el regreso de los hermanos separados".
En Jesucristo única es la Persona, y ésta es la divina, y entonces todos deben reconocer y venerar a la Bienaventurada Virgen María, como verdadera Madre de Dios.
B) Concilio de Calcedonia (451, IV ecuménico)
El Concilio de Calcedonia al expresar la dualidad de naturalezas en Cristo en la unicidad de la Persona del Verbo encarnado, condenado a los monofisitas y a los nestorianos, repite la verdad de la divina maternidad de María.
"Siguiendo, pues, a los santos Padres, enseñamos unánimemente que hay que confesar a un solo Hijo y Señor nuestro Jesucristo: perfecto en la divinidad, y perfecto en la humanidad; verdaderamente Dios y verdaderamente hombre con alma racional y cuerpo; consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado (Hb 4, 15); nacido del Padre (Xk tou patroV gennhqXnta kata thn qe`thta) antes de todos los siglos según la divinidad; y por nosotros y por nuestra salvación, nacido en los últimos tiempos de María la Virgen, la Madre de Dios, según la humanidad (ek MariaV thV parqXnou thV qeot`kou kata thn Vnqrwp`thta). (Cf. DS 301).
Que se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo Señor, Hijo único en dos naturalezas (en dbo fbsesin?? no? ek dbo fbsesin) (en , no ek ), sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación; la diferencia de naturalezas en ningún modo queda suprimida por la unión, sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas y confluyen en un solo sujeto (pr`swpon? ) y en una sola persona (bp`stasin ?). No partido o dividido en dos personas, sino que uno solo y el mismo, es Hijo unigénito Dios Verbo, Señor Jesucristo, como ya de antiguo lo enseñaron de él los profetas, como nos lo ha enseñado el mismo Jesucristo y como nos lo ha transmitido el símbolo de los Padres.
Habiendo, pues, redactado esta fórmula con toda exactitud y esmero en todos sus detalles, definió el santo Concilio ecuménico que a nadie sea lícito profesar otra fe distinta, ni siquiera escribirla, componerla, sentirla o enseñarla a los demás.
C) Concilio Constantinopolitano II ( Vº ecuménico, mayo- junio 553)
El verbo de Dios se encarnó de la santa gloriosa Madre de Dios y siempre Virgen María, y de ella nació (sarkwqXntoV ek thV VgiaV end`xou qeot`kou kai aeiparqXnou MariaV, kai genehqXntoV ex authV). La santa gloriosa siempre virgen (aeiparqXnon) María es en sentido propio (kbriwV? ) y verdaderamente (kata alºqeian? ) Madre de Dios (qeot`kon ?); si alguien niega esto, queda excomulgado.
D) Concilio Lateranense (octubre 649, no ecuménico)
"Si alguno no confiesa, de acuerdo con los santos Padre, en un sentido propio y verdadero (proprie et secundum veritatem), que la santa y siempre virgen e inmaculada María es propia y verdaderamente (specialiter et veraciter) Madre de Dios, como quiera que propia y verdaderamente concibió sin semen, por obra del Espíritu Santo, al mismo Dios-Verbo que nació del Padre antes de todos los siglos; y que lo dio a luz sin corrupción, permaneciendo su virginidad indisoluble, aun después del parto, sea condenado.
E) Concilio Constantinopolitano III (VIº ecuménico, noviembre 680- septiembre 681)
El Señor nuestro Jesucristo, nuestro verdadero Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, en los últimos tomó, por obra del Espíritu Santo, nació, según la humanidad, de la Virgen María (ek MariaV thV parqXnou) propia y verdaderamente Madre de Dios (thV kuriwV kai kata alºqeian qeot`kou ?).
Después del Concilio de Efeso y de Calcedonia el Magisterio repite la doctrina de la divina maternidad de María, dándole mayor relieve al subrayarla con terminología reforzadora. (LG 52).
F) Concilio Vaticano II (8 octubre de 1962 - diciembre de 1965, ecuménico XXI)
Los fieles, unidos a Cristo cabeza y en comunión con todos los santos, "deben venerar también la memoria en primer lugar de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo".
La Virgen María, que al anuncio del ángel, recibió al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo y dio la Vida al mundo, es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del Redentor. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a El con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo.
"María, ensalzada, por gracia de Dios, después de su Hijo, por encima de todos los ángeles, por ser madre santísima de Dios, que tomó parte en los misterios de Cristo, es justamente honrada por la Iglesia con un culto especial. Y, ciertamente, desde los tiempos más antiguos, la Santísima Virgen es venerada con el título de "Madre de Dios", a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades. Por este motivo, principalmente a partir del Concilio de Efeso, ha crecido maravillosamente el culto del pueblo de Dios hacia María en veneración y en amor, en la invocación e imitación..."(L. G. 66).
Tradición
La Regula Fidei católica es el Magisterio, la Escritura y la Tradición. La Sagrada Escritura, que es el alma de la Teología y la tradición constituyen el depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia; y ésta por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente y lo explica fielmente. "Las palabras de los Santos Padres atestiguan la presencia viva de esta tradición, cuyas riquezas van pasando a la práctica y a la vida de la Iglesia que cree y ora". Así que la tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros, porque están bajo la acción del único Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero. (Cf. D. V. 8. 10)
El cristiano se nutre también fructuosamente del estudio de los Santos Padres y Doctores y de los otros monumentos de la tradición, cuya contribución a la transmisión fiel y al desarrollo de cada una de las verdades de la revelación, hay que explicar a las personas en la enseñanza de la teología dogmática. (Cf. P. O. 19; O. T. 16)
La Iglesia apela a la Tradición, cuyos testigos vivos son los Santos Padres, como argumento fundamental, cuando se trata de dirimir cuestiones de la fe, en nuestro caso, la divina maternidad de María. "Siguiendo, pues, a los Santos Padres, enseñamos..." (DS 301).
Cuando San Cirilo de Alejandría contra Nestorio apelaba a la Tradición diciendo que los Santos Padres no dudaron de llamar a la santa Virgen Madre de Dios (qeot`kon eipein thn agian parqXnon? ), objetivamente tenía razón, en cuanto la verdad de la divina maternidad de María está aceptada, profesada y defendida desde los principios; por ejemplo, el término "theotókos", está ya en germen en san Ignacio de Antioquia cuando dice que nuestro Dios Jesucristo fue llevado por María en su seno... (S, Ignacio de Antioquia, Carta a los Efesios 18,2).
Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. "Dios se mostró hecho hombre". Cristo es la Palabra (l`goV) de Dios. "Antes de los siglos estaba junto al Padre y se manifestó al fin de los tiempos"; engendrado y no engendrado (gennhtoV kai VgXnnhtoV), carnal y espiritual (sarkikoV kai pneumatik`V) que por nosotros se hizo visible (di hmaV orat`V), impasible (VpaqºV) que por nosotros se hizo pasible (di hmaV paqet`V) Hijo del hombre e hijo de Dios (bioV Vnqrñpou kai bioV qeou ). En la carne hecho Dios, en la muerte vida verdadera (en sarki gen`menoV qeoV, en qanVtç zwh Vlhqinº). Murió y resucitó verdaderamente clavado en favor nuestro en la carne (alhqwV... kaqhlomXnoV bper hmwn en sarki) y levanta la bandera por los siglos por medio de su resurrección (dia thV anastVsewV). Yo glorifico a Jesucristo Dios (doxVzw Iesoun Xriston Qe`n) y permitidme ser imitador de la pasión de mi Dios (tou pVqouV tou Qeou mou). Hijo de Dios y de la Virgen María (ek MariaV kai ek qeou), antes pasible y luego impasible (prwton paqhtoV kai t`te apaqºV), nuestro Señor (IhsouV XristoV ` kbrioV ºmwn) hijo de Dios, nacido verdaderamente de una Virgen (mioV Qeou...gegennhmXnoV alhqwV ek parqXnou??)
Para san Ignacio Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre; su cristología es clara; Dios verdadero y hombre verdadero y Señor nuestro; el Hijo de Dios y Dios verdadero nació verdaderamente de la Virgen María, (San Ignacio contra los gnósticos docetas sostiene la realidad de la humanidad de Jesús y para ello, usa el término "sárx" (carne) para expresar que Cristo no era apariencia como andaban diciendo los docetas), y entonces la Virgen María es verdadera Madre de Dios, aunque no se usa el término formal "theot`kos".
También en san Justino, encontramos objetivamente el término "theotokos". El Hijo de Dios, que se llama Jesús, siendo Verbo del Padre, se hizo hombre por designio de Dios Padre y nació de una Virgen, y ésta Virgen es María. Jesucristo es eterno; Hijo de Dios; preexistente como Dios; es Dios; nuestro Señor y Maestro; es Dios y hay que adorarle; por designio del Padre nació de la Virgen hecho carne; El es eterno aunque vino para nacer hombre de la Virgen María; concebido por obra del Espíritu Santo en seno virginal de María; nació en Belén de María; crucificado y resucitado.
Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo de Dios e Hijo e María, y entonces María es verdadera Madre de Dios.
Para san Ireneo en la lucha contra los Gnósticos herejes profesa y defiende que Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre; Hijo único de Dios, Verbo del Padre, nuestro Señor uno solo y el mismo; el Verbo de Dios se hizo carne; Hijo de Dios e Hijo del hombre; el Verbo de Dios se hizo del hombre; como sólo El tuvo aquella generación esclarecida que procede del Altísimo Padre, así también sólo El tuvo aquella generación singular procedente de la Virgen y esta Virgen, sin dejar de ser virgen, dio a luz un Hijo, "Dios-con-nosotros"; el Verbo de Dios con justo título ha recibido de María, todavía virgen, esta generación que es la recapitulación de Adán; el Hijo de Dios se hizo verdadero hombre recibiendo la carne de María.
Está claro, pues, que también por san Ireneo la Virgen María es verdadera Madre de Dios, aunque no encontramos el término formal "theotokos".
Tertuliano también para defender la realidad de la encarnación del Verbo de Dios contra los Docetas, sostiene que el Verbo de Dios nació de una Virgen.
La norma de la fe es absolutamente una, sola, inmutable, irreformable: creer en un solo Dios todopoderoso, creador del mundo, y en Jesucristo, su Hijo nacido de la Virgen.
Este divino rayo de luz, como había sido profetizado con anterioridad, habiendo descendido a una virgen y habiéndose hecho carne humana en su seno, nació, siendo a la vez hombre y Dios. La señal del nacimiento sería nacer de un virgen hombre y Dios, hijo del hombre e hijo de Dios.
Jesucristo, el Hijo de Dios, nació de María Virgen por el Espíritu Santo. "Te damos gracias, OH Dios, por tu Hijo bienamado, Jesucristo, que nos enviaste en estos últimos tiempos como salvador, redentor y mensajero de tu designio. El es tu Verbo inseparable, por quien has creado todo, el cual, tu beneplácito, enviaste desde el cielo en el seno de una virgen y, habiendo sido concebido, se encarnó y manifestó como tu Hijo, nacido del Espíritu Santo y de la Virgen". (Cf. HIPOLITO DE ROMA, Tradición Apostólica, 4.21).
Pero ya con Orígenes (+ 254/5) aparece el término formal qeot`koV (Dei genetrix, Deipara y por lo tanto Mater Dei ), que se hará famoso y común, sea en el Magisterio sea en la tradición. (Se dice que fue Orígenes que acuñó y primero usó el término qeot`koV; como quiera este término ya existe y es de uso común en la segunda mitad del III siglo, y nació en ambiente alejandrino).
El Hijo unigénito de Dios, por razón de nuestros pecados, ha bajado del cielo a la tierra, haciéndose hombre semejante a nosotros en el padecer y naciendo de la Virgen María y del Espíritu Santo. El hacerse hombre se realizó no en apariencia o imaginariamente, sino con toda verdad. Cristo no pasó por la Virgen, como por un canal, sino que verdaderamente tomó carne de ella y en verdad fue por ella alimentado con su leche; como nosotros comió y como nosotros bebió. En efecto, si la encarnación hubiera sido una simple apariencia, hubiera resultado también aparente la salvación. Dio testimonio el Padre desde el cielo, y dio también el Espíritu Santo... testificó el arcángel Gabriel al anunciar a María; testificó la Virgen Madre de Dios.
En el seno de María se hizo niño aquel (el Verbo) que es igual al Padre desde la eternidad (ab aeterno). La Virgen María es Madre de Dios (Dei Mater) sin perder su virginidad (servata virginitate). En el útero de la Virgen María el Verbo se hizo perfecto hombre permaneciendo perfecto Dios (remanens Deus perfectus).
Nuestro Señor Jesucristo tomó verdadero cuerpo de la Madre de Dios María (ek thV qeot`kou MariaV)?.
Si nuestro Señor Jesucristo es Dios, es Madre de Dios la Virgen María que lo dio a luz "Me extraña, en gran manera, que haya alguien que tenga duda alguna de si la Santísima Virgen ha de ser llamada Madre de Dios. En efecto, si nuestro Señor Jesucristo es Dios, ¿por qué razón la Santísima Virgen, que lo dio a luz, no ha de ser llamada Madre de Dios? Esta es la fe que nos transmitieron los discípulos del Señor, aunque no emplearon esta misma expresión.
La Virgen María no ha engendrado una naturaleza abstracta, sin subsistencia, sino una persona concreta, Jesucristo, el Hombre Dios, porque el ser concebido por una mujer es una persona, la relación de madre a hijo es relación de persona a persona. Yo le pregunto a usted, Pedro, y usted es una persona, ¿quién es su madre? Y me contesta indicándome a esa mujer, a esa persona, doña María.
Ahora bien, doña María engendró a una persona, un yo, Pedro, y Pedro está compuesto de alma y cuerpo, su madre proporcionó la materia, el cuerpo, no el alma que fue creada e infundida por Dios en el primer instante de su concepción, y así nació una persona humana; doña María es verdadera madre de Pedro-persona, aunque no fue ella que "engendró" su alma de él. Mi madre no me dio el alma, que fue creada por Dios, ni me dio la personalidad que supone esta creación, sin embargo, concibió y dio a luz a un hijo, a un hombre entero, compuesto de alma y cuerpo, dio a luz a mi que soy una persona, pues la persona subsiste en el compuesto humano.
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Inglesa

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Alemana

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PERSPECTIVA LOS PADRES EN TRATADOS TEOLÓGICOS

El estudio de los padres de la Iglesia puede hacerse desde varios puntos de vista. Suelen distinguirse tres ciencias conectadas entre sí: la patrología, que mira los aspectos históricos y biográficos; la patrística, que considera la doctrina teológica de los padres; y la literatura cristiana antigua, que estudia los escritos de los padres como documentos literarios.
Algunos padres de la Iglesia son:
Clemente Romano e Ignacio de Antioquía, clasificados entre los padres apostólicos, que vivieron entre el siglo I y II de nuestra era.
Justino, del s. II, clasificado entre los apologistas cristianos.
Ireneo de Lyon e Hipólito de Roma, entre el s. II y III.
Clemente de Alejandría y Orígenes, de los siglos II y III, grandes exponentes de la escuela alejandrina.
Tertuliano y Cipriano de Cartago, autores latinos del los siglos II y III.
Atanasio gran luchador de la fe, del siglo IV.
Basilio, Gregorio de Niza y Gregorio Nacianceno, los padres Capadocios, del s. IV.
Hilario, Ambrosio, Jerónimo y Agustín, los padres latinos del s. IV y principios del V.
Juan Crisóstomo y Cirilo de Alejandría, padres griegos de finales del s. IV y del s. V.
Para comenzar el estudio de los padres de la Iglesia recomendamos:
Trevijano, Ramón. Patrología, BAC, Madrid, 1994.
Para profundizar un poco más recomendamos:
Altaner, B. Patrología, Madrid, 1956.
Quasten, J. J. Patrología I-II, BAC, Madrid, 1991, 1985.
Di Berardino, A. y otros. Patrología III, BAC, Madrid, 1993.

En los párrafos siguientes se apuntan dos o tres aspectos de la teología de los padres, que se encuentra no en tratados que ellos elaboraran para especialistas, sino en homilías y escritos dirigidos generalmente a los fieles cristianos encomendados a su cuidado pastoral. Esta dimensión de su quehacer teológico indica ya uno de los rasgos que lo hacen sumamente atractivo: su vinculación esencial a la vida cristiana de sus auditorios. Se trata, pues, no de vanos razonamientos sobre cuestiones inútiles, sino de una teología sobre lo medular cristiano.
Lo que presento en estos puntos es simplemente un esbozo que tiene por objetivo despertar el interés en ellos. Una buena introducción se encuentra en el libro de Luigi Padovese, Introduzione alla Teologia Patristica
El Misterio Trinitario
Hablar del misterio de la Santísima Trinidad es situarnos en el núcleo mismo de la novedad cristiana. El seguimiento de Cristo y su reconocimiento como "Señor" condujo necesariamente a plantear el tema de su relación peculiar con el Padre. Según los evangelios la causa de la decisión de matar a Jesús por parte de sus oponentes fue que se igualaba a Dios. Jesús se caracterizó, además, por la plena posesión del Espíritu, el cual comunicó a sus seguidores y les permitió el cumplimiento de su misión. La fórmula bautismal "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", no deja lugar a dudas sobre la importancia capital que los cristianos, desde un principio, reconocían a este misterio.
En realidad no era una propuesta fácil de asimilar ni para los rígidos esquemas monoteístas judíos, ni para la filosofía griega predominante en esos tiempos. Pero para los cristianos era un asunto vital, dado que la vida cristiana se definía, más práctica que teóricamente, en referencia al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Los primeros padres no contaban ni con el término "Trinidad", ni con el de "persona" y, así, expresaron su fe con una terminología a veces vacilante. Tal es el caso de los padres apostólicos, como san Ignacio de Antioquía, y aún el de los apologistas, como san Justino. San Ireneo nos habla del Logos como un ser engendrado y coexistente siempre con Dios. Para san Ireneo Dios siempre tiene su Logos y su Espíritu, a quienes se atreve a llamar sus "manos", en relación a la creación.
Hacia los siglos II y III se difundió, sin embargo, la herejía monarquiana, que negaba una existencia propia a las personas divinas. La base de esta postura se encontraba en querer sostener un monoteísmo radical, incapaz de aceptar que en el seno de la divinidad podía hablarse de una pluralidad. Esta herejía presentó dos variantes, una denominada adopcionismo y otra denominada modalismo. El adopcionismo tuvo su máximo exponente en Pablo de Samosata, que daba el nombre de Padre a Dios, el de Hijo al hombre Jesús y el de Espíritu Santo a la gracia dada a los apóstoles. Pablo de Samosata fue condenado en un sínodo en Antioquía en el 268.
Por su parte el modalismo afirmaba que el único Dios se manifestaba en modos diversos, de manera que Cristo es el mismo que el Padre. Principal exponente de este pensamiento fue Noeto, condenado por los presbíteros de su ciudad. Más tarde el modalismo fue conocido como sabelianismo, a causa de Sabelio, que difundió estas enseñanzas en Libia. Fue condenado por el papa Calixto en el 220.
Tertuliano fue conciente de la dificultad que para algunos representaba aceptar la "economía" de Dios, y hacía ver que un monoteísmo estrecho que negara las personas, se apartaba de la regla de fe tanto como el politeísmo. Grande ha sido la contribución de este autor a la teología trinitaria posterior, pues fue el primero en utilizar la palabra "Trinidad" a las tres divinas personas. Sin embargo introducía, como muchos prenicenos, una cierta subordinación entre dichas personas divinas.
Orígenes por su parte, pone en el vértice de su explicación a Dios Padre, no engendrado, quien, para derramar su bondad perfecta, crea, a través del Verbo, un mundo de seres espirituales. El Verbo es engendrado por el Padre y es coeterno con Él. El Espíritu Santo viene a través del Verbo, y solamente ambos, Verbo y Espíritu, conocen al Padre, pues ambos participan de las prerrogativas divinas por las que se reconoce precisamente su divinidad. No obstante cierto subordinacionismo, Orígenes mantuvo la fe que reconoce la infinita distancia entre las creaturas y la Trinidad.
El Concilio de Nicea, en el año 325, quiso dar respuesta a la problemática que causó el presbítero Arrio, quien sostenía que el Hijo no era coeterno con el Padre, pues había sido engendrado y, por lo tanto había sido creado. Arrio aceptaba que Cristo se llamara "Hijo de Dios", pero solamente por adopción o por gracia, pero no por naturaleza. El Concilio hizo ver en cambio, condenando a Arrio, que el Hijo es "engendrado, no creado, consustancial con el Padre".
Más tarde, en el año 381, se llevó a cabo otro concilio, ahora en Constantinopla, donde se hizo explícita la profesión de fe en la divinidad del Espíritu Santo, en contra de lo que propagaban los llamados "pneumatómacos" o "macedonianos", quienes, en continuidad con los principios arrianos, negaban el carácter divino de esta persona.
Mario Victorino (280-362) fue un filósofo neoplatónico, convertido al cristianismo en edad adulta. Con las herramientas de su filosofía y apoyándose sobre todo en san Juan, elaboró una teología trinitaria que afirma que el Padre y el Hijo son "idem", no "ipse", notando que la unidad no excluye la alteridad. Puesta la relación Padre-Hijo, analiza también la relación Hijo-Espíritu Santo.
San Hilario de Poitiers, contemporáneo de Mario Victorino, propuso también su propia síntesis, teniendo en cuenta los errores sabelianos y arrianos. Él afirmaba la unidad de la naturaleza divina así como la distinción personal del Padre y del Hijo. Lo que los hace diferentes es la relación de origen, pues el Padre ha engendrado al Hijo sin disminución de su ser, y el Hijo recibe en sí todo del Padre, siendo totalmente igual a Él.
San Agustín pone en primer plano la unidad de la Trinidad, que trasciende cualquier representación humana, y hace notar que cualquier intento por explicarla implica algo de simbólico. Subraya que la sustancia divina no es una especie de cuarta persona, sino que cada una de las personas es idéntica a las otras tres desde el punto de vista de la sustancia y que lo que pertenece a la naturaleza divina se expresa en singular. San Agustín precisa que cada una de las personas posee la naturaleza divina en una forma particular y por eso es correcto atribuírle a cada una de ellas en su acción "ad extra" el papel que le es propio según su origen. El Padre es Padre porque engendra, el Hijo porque es engendrado, y el Espíritu Santo porque es donado, y aunque no es lo mismo ser Padre que Hijo, la sustancia es la misma, pues estos nombres pertenecen al orden de la relación, no al de la sustancia.
Lo más original de san Agustín en su teología trinitaria es la explicación "psicológica" de la Trinidad, que consiste en afirmar que en el alma humana lose halla una "trinidad", porque el alma es, conoce y quiere. Análogamente el Padre, en la eternidad, se conoce a sí mismo y la imagen de sí mismo que concibe es el Hijo, ama su imagen, que por ser persona lo ama también a su vez, y por ser este amor también persona, es el Espíritu Santo. Evidentemente la explicación psicológica es solamente analógica y tiene sus límites, que el mismo san Agustín reconoció, pero también posee sus fundamentos escriturísticos.

Cristología


Los primeros cristianos se distinguieron esencialmente por su fe en Jesús muerto y resucitado, reconocido como Hijo de Dios y como Señor. De ahí que el impulso misionero de la Iglesia sólo se comprenda a la luz de esta convicción de fe.
Sin embargo desde muy temprano surgieron propuestas distintas, que mermaban la verdad cristiana por suprimir algún aspecto del misterio de la persona de Jesús. Algunos aceptaban su condición humana pero no reconocían la divina, otros aceptaban su divinidad pero desfiguraban su humanidad. Ante ellos los padres de la Iglesia propusieron su doctrina y procuraron dar razón de su fe para salvaguardar la transmisión íntegra del misterio anunciado por los apóstoles.

Primeras herejías
El ebionismo fue una corriente judeo cristiana algunos de cuyos seguidores negaban la divinidad de Jesucristo, pues sólo lo reconocían como hombre; el marcionismo no aceptaba al Dios del Antiguo Testamento, sino sólo al del nuevo presentado por Jesucristo; el docetismo gnóstico no admitía que Jesús hubiese realmente poseído un cuerpo humano, porque pensaban que la materia era mala e imposible de redimir, por eso el cuerpo de Jesús era aparente, según ellos.
Primeras respuestas
San Ignacio de Antioquía insistió fuertemente en el carácter realísimo de la humanidad de Jesús, quien verdaderamente nació, comió, bebió, padeció, murió y resucitó. Al mismo tiempo reconoció San Ignacio la divinidad de Jesucristo, que ve expresada de modo supremo y definitivo en la resurrección. Como San Ignacio, el obispo Melitón de Sardes centra su teología en la unidad de Cristo, Dios y hombre.
Los apologistas, como San Justino, Atenágoras, Teófilo y otros, toman el esquema medio platónico Dios-universo-hombre y explican que entre Dios y el universo es necesario un mediador, que es el Logos, Cristo Nuestro Señor, distinto del Padre.
San Ireneo de Lyon debate contra el gnosticismo y el marcionismo y presenta la obra de Cristo en el marco de una historia de la salvación. De especial importancia es para San Ireneo la recapitulación, a través de la cual Cristo asume toda la humanidad y toda la historia. En el fondo de su teología se encuentra la convicción de la doble composición de Cristo, Dios y hombre.
Adopcionismo y modalismo
En el siglo segundo, el adopcionismo fue una herejía que sostenía que Jesucristo era un ángel adoptado por Dios como Cristo, o un hombre que por sus méritos fue adoptado por Dios. Sus principales exponentes fueron Teodoto de Bizancio y Teodoto el Curtidor.
Otra herejía fue el modalismo, que afirmaba que el único Dios se manifestaba de diferentes modos, a saber, como Padre, Hijo o Espíritu Santo. Representan este pensamiento Noeto y Práxeas.
Tertuliano y Orígenes
Tertuliano sostuvo claramente la unidad personal de Cristo y al mismo tiempo distinguió las propiedades de las dos sustancias, divina y humana, de nuestro salvador. Contribuyó en occidente a subrayar la existencia en Cristo de dos naturalezas, cosa que contaría después para reaccionar contra los excesos del monofisismo.
Orígenes, por su parte, propuso una cristologia en la que destacaba el papel del alma humana de Jesucristo como punto de unión de la humanidad con el Verbo. A través del alma el Verbo también se une con el cuerpo, y ambos, alma y cuerpo, son divinizados por la unión a dicho Verbo.

Arrianismo y apolinarismo
La expresión del misterio de Cristo exigió desde el siglo cuarto una precisión mayor y una madurez teológica capaz de afrontar nuevos problemas y planteamientos. Los debates se extendieron y los padres buscaron la solución contra las nuevas herejías que amenazaban el depósito de la fe.

Arrio, un presbítero de la iglesia de Alejandría, afirmó que solamente el Padre es inengendrado y sin principio y, por lo tanto, el Hijo es un ser creado, inferior al Padre. Arrio negaba además que Cristo tuviera alma como todos los hombres, pues la sustituía el Verbo.
Apolinar de Laodicea coincidía con Arrio en negar el alma humana de Cristo, aunque aceptaba que el Verbo era consustancial al Padre, es decir, igual a Él. Para Apolinar el cuerpo de Cristo era como el instrumento del Verbo, de forma que ambos unidos formaban una sola naturaleza que no era ni enteramente Dios ni enteramente hombre.
Respuestas
Frente al desafío arriano, el Concilio de Nicea sostuvo firmemente la igualdad del Padre y del Hijo, recurriendo al término "homoousios", es decir consustancial. El Hijo es consustancial con el Padre. Este término tuvo sus dificultades por no ser un término bíblico, pero expresaba la fe recibida y aún ahora el credo emeando de aquel concilio continúa usándose en la Iglesia para profesar la fe.
San Atanasio estuvo presente en el Concilio de Nicea y los años siguientes se destacó como firme defensor del término "homoousios". La cristología de este padre de la Iglesia sigue un esquema que trata de dar razón de Jesucristo como Verbo y como carne, es decir como hombre, pero hace ver que el Verbo no se convierte en hombre dejando de ser Dios, sino que asume un hombre. El Verbo, al entrar en contacto con el hombre, produce la divinización de éste.
Los teólogos antioquenos, como Diodoro de Tarso y Teodoro de Mopsuestia argumentaron por su parte no solamente contra el arrianismo, sino contra el apolinarismo, afirmando la plena divinidad y la plena humanidad de Cristo. Los elementos humano y divino permanecen inconfundibles para ellos. Teodoro de Mopsuestia se expresaba diciendo que aunque hay dos naturalezas distintas, sin embargo Cristo es una sola persona ("prosopon", decía él en griego).
Nestorio y Eutiques
Nestorio, que fue patriarca de Constantinopla, llegó a afirmar, escandalizando con ello al pueblo, que la virgen María no rea madre de Dios, sino solamente madre de un hombre. El problema de Nestorio era que no admitía la unidad de Cristo. San Cirilo combatió la postura de Nestorio apoyándose en una carta del papa Celestino. Poco después se llevó a cabo el concilio de Éfeso, en 431, donde se subrayó la unidad de Cristo, de modo que se podía decir que María era Madre de Dios, y se condenó y depuso a Nestorio.
Eutiques, al contrario de Nestorio, enseñaba que después de la unión del Verbo con la humanidad ya no subsistían dos naturalezas, sino que la humana era de alguna forma absorbida por la divina. Esta postura se llamó monofisismo y fue rechazada en el concilio de Calcedonia, de 451, prevaleciendo las enseñanzas que el papa San León Magno había transmitido al obispo Flaviano en un escrito sobre el tema, donde se sostenía que las dos naturalezas de Cristo salvaguardadas sus propiedades, se unen en una única persona.

Mariología de los Padres

Primeros elementos
El centro del anuncio cristiano del primer siglo fue que Cristo, el Hijo de Dios, que murió en la cruz y resucitó, ha sido elevado al rango de Señor.
A este credo esencial aparecerá unida, desde muy temprano, la mención del nacimiento de Cristo de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, como lo atestigua la Traditio apostólica, (del 215 D.C. aprox.)
Son dos los puntos que indicarán la relación de María con Jesús: su verdadera maternidad y su virginidad. Conviene indicar que la maternidad apuntaba a la realidad de la humanidad de Jesús, que negaban los gnósticos, mientras la virginidad apuntaba hacia la divinidad, negada a su vez por ebionitas, adopcionistas y otros.
Tenemos así a san Ignacio de Antioquía, quien subraya el realismo del nacimiento de Cristo, y a san Justino, quien para contrarrestar las tendencias docetas de aquellos tiempos, insiste en la maternidad.
San Ireneo presenta a María como la nueva Eva, apoyándose sobre la propuesta paulina de Cristo como nuevo Adán. Para él, la obediencia de María, en contraste con la desobediencia de Eva, fue causa de salvación para todo el género humano. Ya se esboza aquí una teología de la maternidad universal de María.
Del Siglo III al V
Son cuatro los puntos sobre los que gira la reflexión mariológica: a) El reconocimiento de María como Madre de Dios, b) La virginidad en el parto, c)La virginidad después del parto y d) La Santidad.
Por lo que respecta al primer punto, ya se había extendido en la Iglesia el uso del término Theotokos, (Madre de Dios) y se usaba pacíficamente. por todos. La controversia la desató Nestorio, quien no aceptó el término y provocó un escándalo que motivó se llevara a cabo el Concilio de Éfeso, donde se proclamó solemnemente que María es Madre de Dios. En el fondo, el problema de Nestorio era Cristológico, pues no integraba en su teología la unidad de Cristo, Dios y hombre verdadero.
La virginidad de María había sido reconocida expresamente por autores como san Ireneo y Orígenes. Fue necesario sin embargo desvincularla de falsos principios, para que no fuera pretexto para favorecer doctrinas gnósticas y maniqueas que despreciaban el cuerpo. Para los padres la virginidad antes del parto, en el parto y después del parto, está ligada al nacimiento del Dios hecho hombre, que no reniega de la carne, sino que le comunica sus dones escatológicos, es decir, las cualidades gloriosas de los cuerpos resucitados.
Por otra parte, para los padres la santidad de María no es algo mágico. Por el contrario, ella dió a Dios una respuesta libre y responsable. Por eso dice san Juan Crisósotomo que a María no le hubiera servido de nada dar a luz a Cristo si no hubiera estado interiormente llena de virtud (Cfr.Com. al Ev. de Sn. Juan, XXI, 3). Muchos padres, como Orígenes, san Basilio, san Juan Criósotomo, muestran también como María siguió un camino de progreso en la virtud.