Al parecer, el convenio de Cooperación y Seguridad que Colombia está negociando con Estados Unidos de Norteamérica, para una duración inicial de diez años, realmente busca instituir además de la presencia de unos 800 militares, otros 600 contratistas, y decir que en Colombia 600 contratistas van a ser parte del convenio militar, no quiere decir que serán 600 sociólogos, médicos, antropólogos, trabajadores sociales, profesores de idiomas, técnicos en petróleo, asesores de imagen, intérpretes, peritos en cualquier otro oficio o profesión, que actuarían como “hermanitas de la caridad”.
Los llamados contratistas, son realmente la amenaza oculta de la quinta fuerza armada del Pentágono en Colombia, ya que Xe, anteriormente Blackwater USA, es una “empresa” militar privada estadounidense, conformada por 10 subsidiarias, que ofrece servicios militares de seguridad; fundada en 1997 por Erik Prince un ex-SEAL de la Armada de los estados Unidos, nacido el 6 de junio de 1969; y Al Clark . La sede principal está situada en Carolina del Norte, donde poseen un complejo de entrenamiento táctico especializado. La empresa entrena a más de 40.000 personas al año procedentes de distintas ramas de las Fuerzas Armadas, así como otras agencias de seguridad de varios países [1].
Recordemos que el 28 de septiembre de 2007, en Irak, la “empresa” se vio envuelta en el asesinato de 17 civiles[2], cuando estaban en un embotellamiento, el Departamento de Estado encontró contradictorias las declaraciones de los guardias, por lo cual el gobierno de Irak solicitó el retiro inmediato del país a la compañía.
Una inquietante coincidencia, es la procedencia SEAL tanto de Erik Prince como del presidente de la compañía Gary jackson, sobre todo cuando está suficientemente documentado que el Proyecto SEAL [3], según documentos recientemente desclasificados por el mismo Pentágono, dan cuenta de maniobras termonucleares en fondos oceánicos [4], orientadas a producir Tsunamis, como el que asoló a Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia [5] el 26 de Diciembre de 2004 a las 00:58, apenas terminada la Navidad, fecha memorable para el Occidente cristiano, y de triste recordación para el pueblo islámico, que puso el mayor número de víctimas. Todo indica que los Contratistas son una extensión del Proyecto SEAL, a todas luces, expertos en toda clase de limpieza: Social, étnica, religiosa, política, militar, y violación de Derechos Humanos so pretexto de su naturaleza jurídica y formas cada vez más sofisticadas de intervención supranacional, en la que los estados que los albergan no tendrían nada que ver ante sus abusos, pues sería simplemente cuestión de la empresa contratista con sus contratados, es decir, son actos privados.
Aunque el Ministro del Interior y de Justicia, Fabio valencia Cossio, reveló que los contratistas particulares que hagan parte de la misión de Estados Unidos en desarrollo de los convenios no gozarán de privilegios ni de inmunidad: “Esta figura, establecida en la Convención de Viena, de la cual se hizo parte Colombia, sólo será aplicada a los militares estadounidenses, pero anticipó que habrá cláusulas según las cuales, la fiscalía colombiana colaborará en las investigaciones que se inicien contra quien haya violado la ley colombiana, el Gobierno colombiano hará un seguimiento a los procesos que se abran en Estados Unidos y podrá haber excepciones a la inmunidad”, sin embargo Según Jeremy Scahill [6], periodista norteamericano, este grupo de mercenarios ligados a la ultraderecha conservadora cristiana internacional gozan de un grado tan alto de inmunidad que tocan la impunidad; y no han podido ser judicializados ni en Irak ni en Estados unidos.Es importante y urgente que las organizaciones de Derechos Humanos, Sociales, Comunidades académicas, y la oposición política representada en alguna Comisión Parlamentaria, reoriente el verdadero debate, ya que el riesgo real es la posible preparación de un escenario de enfrentamientos civiles, terremotos oceánicos, y operaciones derivadas en la que estos comandos son expertos, y se adelante una investigación sobre las tareas que cumplirán los contratistas como así también el marco legal y sus alcances de inmunidad e impunidad.
Sin duda, al presidente Uribe, le asiste la obligación moral, de exponer el fondo de este asunto y no quedarse simplemente en los aspectos formales que son de fácil entendimiento; ya tenemos bastante con la DynCorp [7], para pretender sumarle a este conflicto modernas Águilas negras supranacionales [8].